Chap 3. "Crossing the line" I

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Las luces titilaban en la distancia, pequeñas joyas de colores que adornaban los techos de las casas mientras la nieve caía suavemente, cubriendo la ciudad con una capa blanca y prístina. Louren y Tom caminaban por las calles de la ciudad, envueltos en sus abrigos gruesos, sus alientos formaban nubes de vapor en el aire frío de la noche. Después de meses de servicio, esa pausa navideña se sentía como un regalo inesperado, un respiro del constante ajetreo y las misiones peligrosas.

Louren, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, miraba a su alrededor con una sonrisa. Había algo mágico en la ciudad durante la Navidad, como si el tiempo se detuviera y la guerra, las misiones y la rutina militar quedaran olvidadas por unas horas. Tom, a su lado, la observaba de reojo. Había algo en la forma en que sus ojos brillaban bajo las luces navideñas, en la manera en que su risa ligera resonaba en el aire, que lo hacía sentir más vivo.

-Siempre he pensado que las luces navideñas hacen que todo parezca más... no sé, acogedor, supongo -comentó Louren, rompiendo el silencio.

-Es como si la ciudad se vistiera para la ocasión -respondió Tom, con una sonrisa que ocultaba el hecho de que estaba más interesado en ver la reacción de Louren que en las luces mismas.

Habían decidido pasar la Navidad en la ciudad después de recibir una invitación especial. La abuela de Tom, una mujer con un corazón cálido y un instinto casi sobrenatural para detectar las emociones ajenas, había insistido en que Louren los acompañara para la cena navideña. Aunque la relación de Tom y Louren era oficialmente de amistad, su abuela sabía desde hacía tiempo lo que Tom sentía por su compañera de vuelo.

-¿Seguro que no será una molestia? -preguntó Louren, por quinta vez desde que salieron de la base, con una nota de duda en la voz.

-¡Por supuesto que no! Mi abuela adora tener visitas, especialmente cuando se trata de alguien como tú -respondió Tom, con un tono despreocupado, aunque su corazón latía un poco más rápido ante la idea de que Louren pudiera descubrir sus sentimientos.

-Alguien como yo, ¿eh? -Louren alzó una ceja, con una sonrisa traviesa.

-Ya sabes, alguien que puede debatir sobre aviones de combate mientras come un pastel de frutas -dijo Tom, soltando una risa, intentando no delatarse.

Louren se rió, empujándolo suavemente con el hombro. Tom siempre tenía esa habilidad de hacerla reír, de hacer que cualquier situación pareciera más ligera, más fácil de sobrellevar. Mientras continuaban caminando, el aire se llenó con el aroma de la madera quemada y el sonido distante de villancicos, creando una atmósfera que hacía que los problemas del mundo exterior parecieran lejanos.

Pronto llegaron a la casa de la abuela de Tom, una casita pintoresca con ventanas adornadas por guirnaldas y un árbol de Navidad visible desde el exterior, brillando en el salón. Louren se detuvo un momento para admirar la escena, sintiendo una calidez inesperada en su pecho.

-Aquí estamos -dijo Tom, abriendo la puerta y sosteniéndola para que Louren entrara primero.

El calor los envolvió al instante, junto con el aroma a comida recién hecha. La abuela de Tom, una mujer menuda pero enérgica, los recibió con un abrazo que hizo que Louren se sintiera como en casa de inmediato.

-¡Ah, Louren, querida! Tom me ha hablado tanto de ti -dijo la abuela, con una sonrisa amplia y cálida, mientras la abrazaba con fuerza.

Scarred Hearts [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora