Scarred Hearts [Bucky Barnes]

Chap 8. "Hardness"

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Louren se encontraba en la base una mañana nublada, el sonido de los aviones despegando resonando en el aire. Habían pasado varias semanas desde que Tom había tomado la decisión de irse a trabajar de tiempo completo en el hospital, y la ausencia de su presencia pesaba sobre ella más de lo que hubiera imaginado. La familiaridad del lugar que una vez la llenaba de energía ahora solo le recordaba lo que había perdido.

Su rutina diaria se volvió monótona y predecible. Se despertaba temprano, asistía a su entrenamiento matutino, se aseguraba de que los aviones estuvieran en óptimas condiciones y luego comenzaba su jornada. Había sido asignada para enseñar a un nuevo grupo de reclutas, lo que debería haber sido una oportunidad emocionante. Sin embargo, Louren se sentía como un cascarón vacío.

Los nuevos reclutas eran un grupo variado, pero entre ellos había uno que llamaba su atención: Joaquín Torres. Desde el primer día, él mostró una mezcla de entusiasmo y desparpajo que resultó refrescante, incluso en su estado de ánimo sombrío.

-Hola, soy Joaquín -dijo él, acercándose a Louren con una sonrisa brillante durante su primer día de instrucción.

-Louren -respondió, manteniendo su tono neutro, esforzándose por no mostrar su falta de interés-. Bienvenido a la base.

Joaquín no pareció notar la frialdad en su respuesta. Estaba acostumbrado a lidiar con personas de diferentes temperamentos.

-He escuchado que eres la mejor en esto. Estoy emocionado de aprender de ti -dijo, su voz llena de entusiasmo.

Louren se sintió incómoda con su elogio, pero no podía evitar sonreír levemente. La amabilidad de Joaquín era refrescante, aunque ella se esforzaba por mantener sus muros altos.

Durante las siguientes semanas, Louren se dedicó a enseñar a los reclutas. Sin embargo, a medida que avanzaba el entrenamiento, se volvió cada vez más dura y exigente. Su carisma habitual se desvaneció, dejando a los reclutas sintiéndose a menudo confundidos y intimidados.

-No estoy aquí para ser su amiga -les decía durante las sesiones-. Estoy aquí para asegurarme de que estén listos para lo que les espera. Esto no es un juego.

Los reclutas se esforzaban por adaptarse a su nuevo estilo de enseñanza, especialmente Joaquín, que intentaba romper la coraza que había puesto Louren alrededor de sí misma. Mientras todos luchaban, él persistía en hacerla sonreír.

-¿Vas a seguir mirándonos como si fuéramos un grupo de perdedores? -le preguntó un día Joaquín, después de que Louren había hecho un comentario mordaz sobre su desempeño en el simulador de vuelo.

Louren frunció el ceño, pero Joaquín solo se rió, ignorando su reacción.

-Solo porque no estás sonriendo no significa que no podamos divertimos, ¿no?

-No estoy aquí para divertirme, Torres -respondió Louren con un tono serio-. Estamos en una base militar, no en un parque de diversiones.

-Claro, pero un poco de humor no nos matará -dijo él, con una sonrisa desafiante-. Quizás necesites un poco de eso para no estar tan tensa.

Louren lo miró, intentando contener una sonrisa. Había algo en su actitud que la intrigaba, y aunque su naturaleza seria la había llevado a cerrar la puerta a la camaradería, Joaquín la empujaba a reconsiderarlo.

David, por su parte, seguía siendo un soporte constante. Aunque Louren se había vuelto más dura y reservada, él parecía no tener problemas para adaptarse a su nuevo enfoque.

-¿Cómo te va con los nuevos reclutas? -preguntó David una tarde, mientras compartían una pausa en la sala de descanso.

-Son... un reto -respondió Louren, tomando un sorbo de su café-. Algunos parecen no tomarlo en serio.