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Todo sucedió en cuestión de segundos. Tan rápido como Lisa se bajó el pantalón, la ropa de Jennie comenzó a desaparecer de su cuerpo, arrancada con destreza por las manos firmes de Lisa. La habitación estaba bañada en el suave resplandor de las velas aromáticas que Jennie había colocado cuidadosamente, y la luz parpadeante acentuaba los brillos de deseo en los ojos de Lisa mientras exploraba cada centímetro del cuerpo de Jennie.

Aún sobre el gabinete, sentía que se derretía bajo el toque de Lisa. La pelinegra la tenía completamente a su merced, recorriendo su piel con las yemas de los dedos, los labios y los dientes. El contraste entre la calidez de sus caricias y la firmeza con la que la manejaba solo intensificaba el placer. Lisa se tomó su tiempo en cada rincón, deleitándose en descubrir la suavidad de su piel y los pequeños gemidos que escapaban de la boca de Jennie cada vez que sus manos y labios se aventuraban más lejos.

El momento alcanzó un nuevo nivel cuando Lisa llegó a los senos de Jennie. Con una mezcla de adoración y deseo salvaje, comenzó a besar, morder y arañar suavemente sus pezones. Jennie arqueó la espalda, incapaz de contener el gemido que se escapó de sus labios, un sonido que hizo que Lisa sonriera con satisfacción. Podía sentir cómo la respiración de Jennie se volvía más rápida, más entrecortada, y eso solo la incitaba a continuar.

"Preciosa, jodidamente preciosa", susurraba Lisa entre halagos mientras se dedicaba a adorar cada parte de su cuerpo. Su voz era un ronroneo grave que resonaba en el pecho de Jennie, haciendo que su piel se erizara. Lisa bajó lentamente, sus labios dejando un rastro de besos ardientes mientras sus manos se deslizaban por sus caderas, hasta llegar a la ropa interior de Jennie. Con un solo tirón decidido, Lisa la apartó, liberando finalmente lo que tanto había deseado.

Jennie estaba completamente expuesta ahora, vulnerable y encendida bajo el control de Lisa. Las palabras de Lisa seguían flotando en el aire, mezclándose con el crujir de las velas y la respiración agitada de ambas. Cada movimiento, cada mirada de Lisa, estaba cargado de promesas intensas. Jennie ya no sentía ni una pizca de vergüenza o inseguridad.

Lisa no perdió el tiempo en explorar más allá. Al abrir las piernas de Jennie, se tomó un momento para admirar la vista, deleitándose con lo mojado que estaba su coño. Jennie estaba completamente abierta para ella, vulnerable y ardiente. Lisa deslizó dos dedos con suavidad por los pliegues brillantes y húmedos, acariciando con precisión mientras observaba cómo el cuerpo de Jennie temblaba bajo su toque.

Levantó la vista y la miró intensamente, disfrutando del poder que tenía sobre ella en ese momento. "¿Todo esto es por mí?", preguntó, con una voz suave pero cargada de lujuria.

Jennie gimió ante el roce y respondió con un beso lleno de urgencia, como si sus labios estuvieran hambrientos por más. "Deja de jugar", exigió, su tono a medio camino entre un ruego y una orden. Pero Lisa solo dejó escapar un sonido satisfecho, una especie de "hmmm" bajo que vibraba en el aire. Le encantaba llevar a Jennie al límite, disfrutar de cada segundo de su desesperación.

Jennie, sin poder esperar más, le quitó la camiseta a Lisa y cualquier prenda que quedara, revelando su cuerpo esculpido. A pesar de su tono atlético y musculoso, el cuerpo de Lisa tenía una suavidad en los lugares justos, una combinación perfecta entre fuerza y delicadeza. Jennie se tomó un segundo para recorrerla con la mirada, deseando cada centímetro de ella.

Lisa, sin perder la concentración, desgarró uno de los condones con rapidez y lo deslizó con destreza sobre su erección, haciendo que Jennie observara el proceso con expectación. Sabía que tenía que preparar a Jennie un poco más, así que sus dedos volvieron a la acción, deslizándose lentamente dentro de su coño. Comenzó con dos dedos, pero pronto agregó un tercero, ampliando el espacio, metiendo y sacando con movimientos precisos y calculados. Jennie gemía y se retorcía bajo su toque, sintiendo cada pequeño movimiento intensamente.

get me started - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora