𝟏𝟗

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Apenas podía procesar lo que estaba sucediendo; su mente estaba nublada por el deseo y la intensidad del momento. Sentía cada roce de los dedos de Lisa en su piel como si fueran pequeñas descargas eléctricas, y su cuerpo temblaba bajo el contacto firme pero cuidadoso de ella. La forma en que Lisa la tocaba, con una mezcla de fuerza y delicadeza, la hacía sentir viva de una manera que pocas veces había experimentado.

Cuando se colocó entre sus piernas, abriéndolas con una confianza que dejó a Jennie sin aliento, todo lo demás en el mundo desapareció. Solo existían ellas dos, sus respiraciones entrecortadas, el calor que emanaba de sus cuerpos, y esa conexión palpable que había estado creciendo desde que se reencontraron.

El susurro de Lisa resonó en sus oídos, "Prometo que no te arrepentirás de nada de lo que haremos", y esas palabras sellaron el momento. No había vuelta atrás. Jennie cerró los ojos por un instante, dejando que el sentimiento la envolviera. Sus manos instintivamente encontraron los hombros de Lisa, aferrándose a ella como si fuera lo único que la mantenía anclada a la realidad.

Sin decir más, procedió con un movimiento firme, guiada por el deseo y la maldita necesidad acumulada. Jennie jadeó, sintiendo el peso y el ritmo controlado de Lisa sobre ella. La mesa del comedor crujió ligeramente bajo el peso de sus cuerpos, pero ese sonido se perdió en el torrente de sensaciones que la inundaban.

El placer y la tensión se acumulaban en el aire con cada movimiento calculado de Lisa. Era como si el tiempo se ralentizara, concentrado en el momento en el que la conexión física se volvía inevitable. Lisa, completamente enfocada, mantenía el control absoluto, pero lo hacía con una delicadeza que solo intensificaba la experiencia. A pesar de la fuerza de sus movimientos, había una ternura inconfundible en cómo la trataba.

Jennie sentía cada segundo, cada empuje suave, pero bien firme para su gusto, como un torrente de sensaciones que la hacían estremecer. La presión de la verga de Lisa entrando lentamente en su interior le arrancó un gemido bajo, y su cuerpo respondió de inmediato, abriéndose a ella, deseando más. La necesidad de Lisa era palpable, y esa intensidad, esa desesperación por tenerla, por sentirla, hacía que el ego de Jennie se elevara. Sabía lo que significaba ser el objeto de tanto deseo, y eso la llenaba de una satisfacción tan profunda como el propio placer físico.

Sus caderas instintivamente comenzaron a moverse al ritmo de Lisa, buscando más, buscando esa plenitud que solo ella podía ofrecerle. Jennie arqueó su espalda, sus manos aferrándose a los hombros de Lisa mientras el calor entre sus cuerpos crecía. El sonido de sus respiraciones pesadas y los suaves gemidos de placer llenaban el espacio, resonando en la habitación con una intensidad que hacía que todo lo demás desapareciera.

La mirada fija de Lisa, cargada de pasión, no se apartaba de los ojos de Jennie, y eso la hacía sentir más vulnerable y conectada al mismo tiempo. Era un momento de puro deseo, pero también de entrega mutua, como si ambas se comunicaran sin palabras a través de cada caricia, de cada movimiento.

Y mientras Lisa la llenaba por completo, entrando una y otra vez, Jennie supo que no solo era una cuestión de placer físico. Era más profundo que eso, era el culmen de algo que había estado gestándose entre ellas desde que se conocieron, una mezcla de anhelo, deseo reprimido y algo que no se atrevían a definir.

El cambio fue abrupto e intenso. Lisa, después de juguetear con el clítoris de Jennie, decidió no contenerse más. El pulgar trazaba círculos precisos mientras su otra mano se aferraba a las caderas de la chica, dándole una base firme. "Estás tan apretada", susurró Lisa, pero esta vez su voz estaba cargada de una mezcla entre necesidad y asombro. Jennie podía sentir como Lisa se retiraba lentamente, solo para embestirla de nuevo, llenándola por completo con cada golpe profundo. Era una danza entre el control y el abandono total, un tira y afloja que solo intensificaba la tensión entre ambas.

get me started - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora