El sol de la mañana se filtraba a través de las ventanas del despacho de Isa en la agencia de publicidad en Madrid, donde ella se encontraba frente a sus jefes en video llamada, con una expresión determinada. El aire estaba cargado de tensión mientras sus superiores le comunicaban la decisión que habían tomado respecto a su misión.
—Isa, después de revisar la situación, hemos llegado a la conclusión de que es hora de que regreses —dijo el director de la agencia con un tono firme—. No has logrado contactar al duque, y eso nos demuestra que él no está interesado en trabajar con una agencia de publicidad. Creemos que estás perdiendo el tiempo y que lo mejor es que vuelvas a casa.
Isa, que había estado luchando contra la frustración durante días, no podía aceptar la noticia. Su mandíbula se tensó y sus ojos brillaron con determinación.
—No puedo aceptar eso —dijo Isa con voz firme—. No he llegado hasta aquí para darme por vencida. No he visto al duque, pero eso no significa que no pueda conseguir el contrato. Estoy convencida de que este trabajo es importante, y estoy dispuesta a luchar por ello.
Uno de sus jefes, con una mirada de escepticismo, se inclinó hacia adelante.
—Isa, el duque claramente no está interesado en nuestras propuestas. Ya hemos escuchado informes de que no ha mostrado interés en ninguna agencia de publicidad en el pasado. ¿Por qué crees que tu propuesta sería diferente?
Isa respiró hondo, intentando mantener la calma mientras sentía cómo se acumulaba la presión en su pecho.
—Porque no estoy aquí solo para presentar una propuesta —dijo Isa con determinación—. Estoy aquí para demostrarle que podemos ofrecerle algo valioso, algo que nadie más ha ofrecido. No se trata solo de vender un contrato, se trata de mostrarle que entendemos su visión y que podemos contribuir a su éxito.
Sus jefes intercambiaron miradas, claramente sorprendidos por la tenacidad de Isa. El director se reclinó en su silla, evaluando la pasión en sus palabras.
—Isa, apreciamos tu dedicación —dijo el director—. Pero también necesitamos ser realistas. Has estado aquí un tiempo considerable y no has logrado avanzar. La empresa necesita resultados, y no podemos permitirnos perder más tiempo en algo que parece no tener futuro.
Isa sintió un ardor en su interior, pero su voz se mantuvo firme.
—Entiendo sus preocupaciones, pero no estoy dispuesta a rendirme sin intentarlo todo. He venido aquí con un propósito, y voy a cumplirlo, sin importar cuán difícil sea. Estoy dispuesta a seguir intentándolo, y voy a demostrar que este contrato es posible.
El director la miró con una mezcla de respeto y resignación.
—Muy bien, Isa. Si estás dispuesta a continuar, te daremos el tiempo que necesites. Pero debes tener en cuenta que esta es tu última oportunidad. Si no logras avanzar en las próximas semanas, tendrás que regresar a casa.
Isa asintió, sintiendo una mezcla de alivio y presión sobre sus hombros. Sabía que tenía una oportunidad, y estaba decidida a aprovecharla al máximo.
—Lo agradezco —dijo Isa—. No les fallaré. Volveré con el contrato.
Con esa resolución, Isa termino la llamada y salió del despacho, sintiendo la carga de la responsabilidad en sus hombros pero también una chispa de determinación renovada. Sabía que su camino no sería fácil, pero su determinación era más fuerte que nunca.
Mientras se dirigía hacia su alojamiento, Isa miró hacia el horizonte, el sol brillando en el cielo azul. Sentía que estaba en la encrucijada de una oportunidad crucial, y estaba decidida a demostrar que no solo podía enfrentar los desafíos, sino que también podía superarlos. El futuro de su carrera y el éxito de su misión dependían de su capacidad para persistir, y estaba dispuesta a hacerlo con toda su fuerza.
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"Entre Viñedos y Mentiras: La Historia de Isa y Pierre"
RomancePrólogo En el corazón de Salamanca, una joven publicista llamada Isa se encuentra en la encrucijada de su vida profesional. Ambiciosa y determinada, Isa ha soñado siempre con llegar a lo más alto en su carrera. La oportunidad perfecta parece present...