Capítulo 36: Una Decisión Entre el Amor y el Dolor

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Isa miraba a Pierre, y por primera vez desde todo lo sucedido, no veía al duque orgulloso y arrogante que había conocido al principio. Veía a un hombre roto, arrepentido y profundamente enamorado. Su corazón latía con fuerza, debatiéndose entre el dolor que él le había causado y el amor que, a pesar de todo, aún sentía por él. Era como si dos fuerzas opuestas la estuvieran tironeando, incapaz de decidir cuál sería la más fuerte.

Con los ojos llenos de lágrimas, miró a Pierre directamente, y antes de poder siquiera contenerse, le dijo:

—Te amo, Pierre. —su voz salió quebrada, casi en un susurro—. No sé cómo podré vivir sin ti, aunque me hayas lastimado tanto.

Pierre sintió como si el mundo diera vueltas, como si una tormenta hubiese pasado y finalmente el sol saliera de nuevo. No podía creer lo que estaba escuchando. Esa mujer, la misma a la que había engañado, confundido y herido, lo amaba. Y no solo eso, estaba dispuesta a seguir adelante con él.

—Isa... —dijo él, con la voz llena de emoción—. No sabes lo que significa para mí escuchar eso. Yo... —se detuvo por un segundo, reuniendo el valor—. Te amo más de lo que jamás creí posible. Y sé que te hice mucho daño, pero si me das la oportunidad, si me permites demostrarte lo que siento, quiero que seas mi esposa. —La propuesta salió con una sinceridad que lo dejó tan impactado como a ella.

Isa sintió que todo su mundo se detenía. Las palabras "quiero que seas mi esposa" resonaban en su mente como un eco interminable. ¿Realmente Pierre acababa de pedirle matrimonio? No podía procesarlo. No ahora, no después de todo lo que había pasado.

—¿Qué? —fue lo único que logró decir, completamente sorprendida.

—Cásate conmigo, Isa. —repitió Pierre, su voz aún más firme, más segura—. Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. Quiero demostrártelo cada día. Ya no quiero ocultar nada, no quiero más mentiras, solo quiero que seas feliz, y sé que solo puedo ser feliz si tú estás conmigo.

Isa lo miraba, impactada por lo que acababa de oír. Todo su cuerpo temblaba, y las lágrimas finalmente comenzaron a deslizarse por sus mejillas. La propuesta era algo que nunca hubiera esperado en ese momento. Había llegado a su vida de una manera tan inesperada, y en medio de tanto caos, ahí estaba Pierre, pidiéndole que se quedara con él para siempre.

—No sé qué decir... —confesó Isa, con el corazón acelerado—. Es todo tan repentino. No puedo negar lo que siento por ti, pero también tengo miedo, Pierre. Miedo de volver a salir herida.

Pierre asintió, comprendiendo el peso de sus palabras.

—No quiero que tengas miedo, Isa. Te prometo que nunca más te haré daño. Pero no quiero presionarte. Si necesitas tiempo para pensarlo, lo entenderé. Solo quiero que sepas que te amo y que quiero que estés conmigo.

Isa seguía sintiendo el nudo en la garganta. El dolor y el amor que sentía se mezclaban de una manera abrumadora, pero una parte de ella, la más profunda, sabía que amaba a Pierre más de lo que temía. Había algo en su sinceridad, en la manera en que la miraba, que le decía que esta vez estaba siendo completamente honesto. A pesar de todo lo que había pasado, Pierre era el hombre que amaba, y lo que él acababa de decir tocaba las fibras más sensibles de su corazón.

Finalmente, sin pensarlo demasiado, Isa respiró profundamente y, con voz temblorosa, dijo:

—Necesito tiempo... —hizo una pausa mientras Pierre la miraba expectante—. Pero si me demuestras que estás dispuesto a cambiar y a hacer las cosas bien... tal vez, solo tal vez, sí quiera pasar mi vida contigo.

Pierre sonrió con gratitud, entendiendo lo importante que eran esas palabras para ella. No necesitaba una respuesta definitiva en ese momento. El simple hecho de que Isa no lo hubiera rechazado por completo, de que lo amara a pesar de todo, era suficiente para él.

—Gracias, Isa. —dijo, tomando su mano con ternura—. Te prometo que haré lo que sea necesario para que confíes en mí nuevamente.

Isa lo miró a los ojos, aún con lágrimas en los suyos, sabiendo que esta era una nueva oportunidad. No sabía qué le deparaba el futuro, pero si Pierre era sincero, si realmente estaba dispuesto a cambiar, tal vez, solo tal vez, podrían tener un futuro juntos.

"Entre Viñedos y Mentiras: La Historia de Isa y Pierre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora