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Quizás faltaban  como diez minutos para que la campana comenzara a sonar y diera inicio a las clases pero ninguno de los Jovenes tenia prisa por irse del auto de el chico, Ao'nung aun sostenía la mano de Neteyam, apretándola de vez en cuando dándole un pequeño apretón ademas que jugaba con sus anillos, era extraño, nunca se imagino en esta situación con Neteyam, se sentia irreal para ser sincera. 

El chico al notar ese pequeño gesto soltó la mano de la chica con suavidad y, antes de que ella pudiera preguntarse por qué, él comenzó a quitarse uno de los anillos que llevaba en la mano derecha. Era un anillo sencillo, de plata, con un diseño grabado que parecía antiguo, casi como si fuera de alguna historia sacada de un libro de fantasía.

Ao'nung lo miró con curiosidad mientras él sostenía el anillo frente a ella.





— Quiero que lo tengas -. Dijo Neteyam, su tono era algo serio pero con una sonrisa en los labios. — Es un anillo que llevo desde hace mucho tiempo, fue mi favorito por mucho tiempo cuando lo compre, ahora quiero que sea especial para ti -. Ao'nung parpadeó, sorprendida por el gesto.

— ¿Para mí? Pero ¿Por qué...? -.

— Porque... Quiero que tengas algo mío, algo que puedas llevar contigo siempre -. Neteyam tomó su mano con delicadeza, deslizando el anillo en el dedo pulgar de la chica. 





Ao'nung sintió cómo el metal frío del anillo se calentaba rápidamente en su piel, y no pudo evitar sonreír. 





— Gracias -. Dijo la chica, su voz apenas un susurro. — Es ... Muy bonito -.

— Te queda perfecto -. Respondió él sonriendo mientras miraba cómo el anillo brillaba en su dedo.

— No seas mentiroso -. Dijo con una sonrisa mientras volvía a entrelazar sus dedos con el chico Sully. 

— No es mentira, se te ve lindo -. Una pequeña sonrisa se formó en la comisura de sus labios antes de seguir hablando. — Quizás en la próxima vez ... Pueda darte una de mis sudaderas, me gustaria verte usandola -. 

— Basta -. El rostro de Ao'nung empezó a teñirse de rojo y con su otra mano libre la puso en la cara de Neteyam para no verlo sonreír más ya que la avergonzaba. 





Neteyam rio para luego quitar la mano de la chica de su cara, aunque se hubiera visto como un golpe similar a una bofetada no fue para nada doloroso pero le parecía gracioso que la chica reaccionara así por su comentario, aun sosteniendo la mano de la chica deposito un pequeño beso sobre la palma de la chica y la miro con una sonrisa. 





— ¿Puedo besarte? -. Preguntó Neteyam, su voz apenas era como un susurro, pero cargada de intensidad.


𝐎𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐧𝐜𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora