19

92 12 11
                                    

El sol de mediodía brillaba a través de los amplios ventanales de la cafetería escolar, creando un ambiente cálido y acogedor, aunque quizás hacía demasiado calor para el gusto de algunos. El lugar estaba lleno de estudiantes, cada uno inmerso en su propio mundo de conversaciones, risas, y el bullicio característico de una jornada escolar. Las mesas estaban llenas de bandejas con comida, cuadernos abiertos, y mochilas dejadas de lado mientras los estudiantes se tomaban un merecido descanso entre las clases.

Ao'nung y Rotxo se dirigieron hacia la fila de la cafetería, ambos charlando sobre el día (más que nada Rotxo quejándose de los fastidiosas que eran sus clases y como solo quería que llegaran las vacaciones). 





— Tengo tanta hambre que me comeria a una vaca entera yo solo -. Dijo mirando el menú del día que estaba en la pizarra con el menú de ese día al frente.  — Espero que hoy tengan algo decente, la semana pasada sentí que los sándwiches de carne me cayeron pesado todo el día -.

— Verdaderamente no se que esperabas si te comiste como cinco, amablemente te recuerdo que la carne aún podría decir "Moo" con una ida al veterinario, y de hecho me sorprende que solo te hayas enfermado un día, pero he oído que hoy van a servir algo especial -. Respondió la chica mientras avanzaban en la fila.

— Es que me darían papitas fritas gratis si compraba dos sándwiches que aparte tenían descuento  y sabes que me gustan las papitas, y ¿Como le voy a decir que no si mi mami me dio dinero para comprar mi comida? -.

— ¿Por qué crees que estaban en descuento? -. 

— Porque tenía papitas amiga, además no puedo ser bonito y no tener problemas estomacales al mismo tiempo, pides demasiado  -. Ao'nung rodó los ojos antes de seguir caminando en la fila, no se iba a poner a pelear con el chico por un sándwich que destruye estómagos. 





La cafetería olía a una mezcla de comidas que variaban desde pizzas recién horneadas hasta ensaladas frescas. La variedad de opciones hacía que el lugar fuera uno de los favoritos entre los estudiantes, y a menudo, la fila se extendía hasta la entrada.

Finalmente, cuando llegaron a la parte delantera de la fila, ambos tomaron bandejas y comenzaron a elegir su comida. Rotxo, siempre inclinado hacia las opciones más calóricas, optó por una porción generosa de lasaña (quizás demasiado generosa) y una rebanada de pizza, Ao'nung, por otro lado, eligió una ensalada de pollo y un sándwich, sintiéndose con ganas de algo más ligero con solo ver la bandeja de el chico le hacía perder el apetito .





— ¿Te vas a conformar solo con eso? -. Preguntó Rotxo, levantando una ceja mientras observaba la bandeja de Ao'nung.

— Estoy bien con esto, si me da hambre puedo comprar algo de la máquina expendedora del pasillo -. Respondió Ao'nung con una sonrisa.  — Además, no quiero estar demasiado llena para la clase de matemáticas después del almuerzo -. Como el día era tan caluroso sería casi imposible que el sueño no se hiciera presente si comían demasiado considerando que su próxima clase era  matemáticas al medio dia. 

— Ah ... Cierto, oye por cierto ya que hablamos de, ¿Cómo va tu proyecto? -. Preguntó Rotxo mientras tomaban sus bandejas para empezar a caminar a la primera mesa que vieran vacía. 

𝐎𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐧𝐜𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora