21. - Nunca se está preparado: Parte I.

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El sol de la mañana se colaba por la ventana de la habitación de Violeta, la luz de este llegándole directamente a los ojos. Suspira al darse cuenta de que, al acostarse, no recordaron bajar la persiana. Miró hacia abajo, divisando a una agotada Chiara que descansaba en su pecho.

Sonrió levemente al verla por fin tranquila. Tras lo angustiada que la había encontrado la tarde anterior, tenía serias dudas sobre si podría conciliar el sueño, pese a que no terminó tan mal como había empezado: las dos abrazadas, desnudas, una sobre la otra, tras haberse dedicado, por primera vez de forma consciente, ese te quiero que tantas veces había estado a punto de escapárseles; en algunas ocasiones incluso consiguiendo escurrirse involuntariamente entre sus labios.

Comenzó a acariciar su espalda de arriba a abajo con la yema de los dedos, enternecida con la visión, cuidando la presión que hacía para no despertarla bruscamente.

Ojalá pudiera protegerte de todo lo malo que te pasara.

Los minutos se sucedieron, y la pelirroja no cesaba sus mimos. De pronto, su chica se empezó a remover encima de ella, frunciendo el ceño y cogiendo aire con fuerza.

-Good morning, Kiki.

-Mmmhhh... -Se desperezó, abriendo solo el ojo derecho -. Good morning, love. -El izquierdo se le despegó en cuanto se percató del apelativo que había utilizado, pero una amplia sonrisa de la granadina le dio una pista de que eso no iba a ser un problema-. ¿Llevas mucho tiempo despierta?

-No mucho. Como diez minutos. -Bostezó, cesando sus caricias -. ¿Has dormido bien?

-Sí. Gracias por cuidarme ayer. -Besó su hombro, reafirmando el agradecimiento -. De verdad que no sabía a dónde ir.

-Anda, tonta. ¿Qué iba a hacer? Estabas mal, intenté hacer que te animaras, obvio. -Volvió a acariciarla -. ¿Te encuentras mejor?

-Yep. Much better. -Le sonrió de vuelta, sin saber muy bien qué decir. Sentirse refugiada, después del estado de nervios en el que había entrado horas antes, estaba abrumándola.

El despertador de la periodista hizo un ruido estridente, indicando que eran las nueve de la mañana, y haciendo que se separara de su chica para poder apagarlo de un manotazo.

-No entiendo por qué tienes un reloj despertador, Vio. -Carcajeó suavemente -. Estamos en el siglo XXI. Es como el wall phone que tenéis en el salón.

Violeta rio con ella al recordar la existencia de ese teléfono. Si tu supieras.

-Es por si el móvil se me queda sin batería. Normalmente me despierta Denna, pero no siempre...

-Vamos, que te has quedado dormida más de una vez. -Alzó una ceja, llegando a la conclusión por sí misma.

-Básicamente, sí. -Rio, dándole la razón. Quedaron en silencio unos segundos, despejándose entre miradas y cuidados. Chiara hizo un puchero al notar la mano de la motrileña detenerse.

-Ay, pero no pares. -Tomó su mano con la suya propia, volviéndola a dirigir hacia sus hombros. Empezó a tararear -. No sé por qué me encanta... que me acaricies la espalda...

-Qué bonito... -Susurró, subiendo las manos hacia sus mejillas -. Pero estoy segura de que la letra no era así...

-Whatever. Eres tú la que me enseñó esa canción. -Rodó los ojos, pero con una expresión tierna aún en su rostro -. Creo que me voy a ir, Vivi.

-¡Hala, no! -La apretó contra sí con más fuerza -. ¿Te va' a ir solo por eso? Porque entonces te dejo cantar mal todas las letras que quieras... -Hizo un puchero esta vez ella, poniendo voz de bebé. La balear no pudo evitar reír de nuevo ante aquel tono.

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⏰ Última actualización: Oct 16 ⏰

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