𝖿𝗈𝗋 𝗁𝖾𝗋⠀───⠀𝖽𝗎𝗑ⲓ𝗇𝗈﹗

𝖼𝖺𝗋𝗂𝗇̃𝗈.

no había día en que aquino no dedicara su tiempo a mimar a su adorada y pequeña cachorra, mictia. cada gesto, cada palabra de cariño, parecía fortalecer aún más el vínculo entre ambos. probablemente él tenía un poco de culpa en hacer que ella fuera tan apegada.. pero no lo admitiría.

sin embargo, había algo que guardaba celosamente y que no le había dicho a su pareja: su profunda necesidad de tener otro hijo, un niño quizás. algo en su interior, un impulso casi que primordial, le decía que necesitaban un cachorro en sus vidas. este deseo se repetía en su mente sin descanso, día y noche, y aunque no estaba seguro de si era lo mejor, no podía ignorarlo.

duxo, por su parte, parecía estar bien con la pequeña familia que habían formado y no mostraba ni una sola señal de querer expandirla. si bien era un alfa comprensivo y atento, no había manifestado ningún deseo de tener más hijos, al menos por el momento.

de repente, la paz de su hogar se vio interrumpida por la aparición de este mismo. con su cabello azabache ligeramente hecho un desastre y sus ojos violetas que siempre parecían reflejar una serenidad especial, se apoyó contra el marco de la puerta, su presencia imponente pero irradiando una tranquilidad que contrastaba con el alboroto interior de aquino.

─ hola, corazón, ¿estás bien? ─ duxo preguntó viendo a su omega con una sonrisa que iluminaba su rostro, desarmando cualquier preocupación en el castaño con su simple presencia.

─ oh, hola amor. sí, estoy bien ─ respondió aquino, con un tono calmado y una sonrisa que no podía ocultar su felicidad  ─ ¿y tú, cómo estás? ─ inquirió, levantándose de la cama para envolver a su alfa en un abrazo, apoyando su cabeza contra su pecho.

el azabache soltó una risa suave, rodeando con sus brazos a su omega y acercó su rostro al cabello castaño de aquino, inhalando su familiar aroma a vainilla que siempre parecía tener.

── ¿contigo? por supuesto, siempre estoy bien cuando estás a mi lado ─ murmuró duxo, cerrando sus ojos lentamente con una expresión de pura satisfacción.

aquino se apartó ligeramente, buscando la mirada de duxo. los ojos violetas del alfa se fijaron en los ámbar del omega que sonrió, y sintió un calor se extendió por las mejillas de este. ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la tranquilidad de la habitación y de la luz cálida del sol que se filtraba por la ventana, creando sombras que danzaban de forma serena.

pero claro, la tranquilidad en aquella casa nunca duraba mucho gracias a un dulce balbuceo que resonó como una suave melodía en la habitación, rompiendo el silencio de una manera tierna y clara.

─ ¡mamii! ─ exclamó mictia, abriendo la puerta con la fuerza característica de su edad y mirando a sus padres con una sonrisa desdentada y llena de energía.

la pareja intercambió una mirada amorosa y un beso antes de volverse hacia su hija, quien los observaba con una mezcla de admiración y expectación. ella dio unos pasitos torpes antes de lanzarse en los brazos de aquino, que rió enternecido recibiéndola con los brazos abiertos. sintió que sus dudas sobre el deseo de tener otro hijo se desvanecían al menos por ese momento, aunque aún no se atrevía completamente a compartir esos sentimientos con duxo.

─ ¡mami! ─ repitió la pequeña con entusiasmo, sus ojitos violetas brillando con alegría.

el omega la sostuvo con ternura, besándole la frente y arrullándola suavemente. ─ ¿qué pasa, mi amor? ¿qué te trae por aquí tan tempranito, ehh? ─ preguntó, susurrándole al oído mientras acariciaba su cabello castaño

─ jugar, mami y papi ─ respondió ella con una expresión de pura adoración, agitando sus manitas.

duxo observaba la escena, su sonrisa creciendo con cada interacción entre su pareja y su hija. no pudo evitar acercarse más para unirse al momento ─ bueno, parece que mi pequeña está lista para una mañana llena de aventuras ─ dijo, inclinándose para besar la cabecita de mictia ─ ¿qué te parece si vamos al parque hoy, estrellita? hace un buen tiempo y creo que sería divertido tanto para ti como para nosotros.