🌿 Prólogo II

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MARTIN

Hace 2 meses

—No, por favor—Le suplico a mi jefa, Gema.

—Martin, no podemos seguir manteniendo la floristería, tenemos más pérdidas que ganancias—Me repite ella y yo niego con la cabeza.

—Seguro que hay alguna forma de... no sé, ¿Arreglarlo?—Digo yo nervioso, pero ella niega con la cabeza.

—Si hubiera alguna forma de mantener esto, créeme que te la habría dicho Martin, ambos adoramos este sitio, pero no hay forma de que esto se mantenga y necesitamos dinero—Me informa ella y yo vuelvo a sentir que se me cae el mundo encima.

—¿Qué diría Enrique de esto?

Vale, es un golpe muy bajo meter a un ser querido difunto en esto, pero de verdad que estoy desesperado.

Gema frunce el ceño apenada.

—Martin, él fue nuestro mejor cliente durante años y seguro que me entendería—Dice triste de solo recordarlo—Hay batallas que se ganan y hay otras que se pierden, y esta la hemos perdido.

Y también lo perdimos a él.

Cerraremos mañana definitivamente, aquí tienes tu sueldo y tu compensación—Me informa entregándome un sobre—Sé que esto te viene muy mal, Martin, pero no hay otra solución—Dice apenada.

Trato de no romper al llanto frente a ella, pero ella me abraza como siempre ha hecho cuando lo he necesitado y no puedo evitar comenzar a llorar en su hombro. Me aferro a su cuerpo como si la vida me fuera en ello y ella me acaricia la espalda.

Solo llevo trabajando aquí desde que tengo 18, y es muy poco teniendo en cuenta que ahora tengo 21 años, pero en estos 3 años Gema ha sido como mi segunda madre y me ha apoyado en todo.

—Siento mucho lo sucedido con tu familia, cariño, de verdad—Me consuela ella y me aprieto aún más a su torso—Si necesitáis dinero, de verdad que puedo...

—No—Digo separándome de ella y negando con la cabeza.

—Pero...

—Por favor, no lo hagas—Le ruego yo y ella asiente ahora más seria volviendo a pegarme a ella.

Cuando nos separamos, me sonríe y me peina el pelo con un gesto cariñoso. Finalmente, me despido de la floristería, y con ello también me despido de otro recuerdo de Enrique.

Camino hacia mi casa reflexionando sobre que siempre lo hacía pensando que al día siguiente volvería, pero hoy no es el caso. Cuando llego, agarro aire antes de entrar y encontrarme lo que siempre me encuentro.

—¿Qué haces tan temprano aquí?—Pregunta mi padre tirado en el sofá rodeado de botellas de vino que estoy seguro que se ha bebido él solo.

—Han cerrado la floristería—Explico dirigiéndome a mi habitación.

—¡Eh!—Me llama él para que me gire a mirarlo y no me queda más opción que obedecer—¿Ya no tienes trabajo?—Pregunta preocupado. Niego con la cabeza y él abre los ojos como platos—Y...¿Qué vas a hacer al respecto?

Agarro aire para no empezar a gritarle y me encojo de hombros.

Mi padre no es una mala persona, simplemente está pasando por una situación horrible junto a mi madre y mantener a tres hijos es complicado, y si encima cobras prácticamente una miseria lo es aún más.

—Pues... buscaré algún trabajo rápido para estos dos meses y luego otro para el verano—Contesto por qué me parece lo más razonable posible.

—¿Tú que haces aquí?—Pregunta mi hermano mayor, Leo, saliendo de su habitación.

—Qué gran recibimiento—Digo sarcástico mientras me dirijo a mi habitación para leer y despejar mi cabeza un rato.

Me siento en mi cama y abro "Orgullo y prejuicio", mis ojos deambulan por las páginas mientras miles de escenarios pasan por mi cabeza a medida que voy pasando las hojas, lo he leído mil veces, pero ahora mismo mi cabeza está sobrecargada, así que cierro el libro de golpe y me tumbo boca arriba en mi cama para comenzar a reflexionar que narices haré con mi vida, pero no encuentro respuestas, así que agarro mi teléfono y llamo a mi hermana mayor.

📞

—¡Martin! ¿Qué tal?—Me saluda ella cuando me ve en la pantalla.

—Fatal, Emma, Fatal—Confieso haciendo que ella ponga una mueca de preocupación.

—¿Qué pasa?—Pregunta acomodándose en una silla, ya que está trabajando en la heladería y no puede relajarse mucho.

—Han cerrado la floristería—Digo tratando de no romper al llanto nuevamente.

—Joder, Martin, lo siento muchísimo—Dice apenada—A lo mejor si hablo con mi jefe puedo tratar de...

—No pienso trabajar ahí—La interrumpo yo, pero ella niega con la cabeza.

—Martin, es una buena oportunidad y hay puestos vacantes—Propone ella

—Ya lo pensaré—Respondo dubitativo y decido que lo mejor es cambiar de tema—¿Tú sabes dónde está mamá?—Pregunto y ella sonríe.

—Pues donde va a estar Martin, haciendo horas extras nuevamente—Me explica ella y yo me entristezco de solo pensarlo.

La echo mucho de menos, ya no está prácticamente en casa, pero sé que lo hace por nosotros, así que sonrío levemente.

—Oye Martin, ahora que lo pienso...—Me llama Emma sacándome de mis pensamientos—No sé si te interesará, pero hay un campamento de niños aquí cerca de Bilbao y buscan monitores—Me informa.

Mm... Podría funcionar.

—Pásame la información, por favor.

JUANJO

Hace 2 meses

Aparco mi coche frente a la casa que he heredado en Bilbao y la observo con fascinación.

Vale, es enorme, pero lo mejor es que está en un estado increíblemente bueno.

Entro y alucino al verlo todo igual a cómo lo dejamos hace unos años antes de volver a Zaragoza.

Arrastro las maletas por las escaleras hasta que llego a la que fue mi habitación y sonrió tiernamente al verlo todo lleno de dibujos que hacía cuando era pequeño, pero me distraigo totalmente cuando mi teléfono comienza a sonar.

📞

—¿Qué tal está nuestro hijo favorito?—Pregunta mi padre a través del teléfono. Yo ruedo los ojos, va a pedirme algo.

—Soy vuestro único hijo.

—Cierto.

Vaya.

¿Cómo está la casa en Bilbao?—Pregunta mi madre.

—Pues... bastante mejor de lo que esperaba, la verdad—Contesto tirándome a mi cama.

—Y... ¿Cómo estás tú?—Preguntan mientras agarro un dibujo de mi mesita de noche y lo observo, pero me detengo al escuchar sus palabras.

—Bueno, empezaré un nuevo trabajo este verano y estoy muy ilusionado—Les explico yo.

Y es totalmente mentira, estoy muerto de miedo.

Aunque mis padres no hayan sido los más presentes del mundo, en el fondo sé que me quieren y que se preocupan por mí, pero no quiero preocuparlos a ellos, así que prefiero guardarme mis pensamientos para mí mismo como siempre he hecho.

—De acuerdo, si necesitas lo que sea, puedes pedírnoslo cuando quieras, ya sabes que estamos aquí—Me asegura mi padre haciendo que sonría.

—Gracias—Susurro antes de colgar.

📞

Bueno, ha deshacer las maletas.

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Hola chixsss

Este es el último prólogo, pero os lo quería subir hoy porque son muy cortitos y además es 23 ;)

Un Trabajo Veraniego//Juantin ;)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora