Capítulo 10

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Ninguna clase de aperitivo o bebida podía entrar por mi boca en estos momentos. Mi mente sólo podía adelantarse a la media noche, donde estaría en el dormitorio de Mihawk, ahora también el mío, para entregar mi cuerpo a uno de los ex piratas más temible de todos los tiempos.

Pasé saliva y dejé mi copa intacta de champán en la mesita donde estaba la tarta nupcial, ya devorada por los invitados. La noche comenzaba a cubrir la isla de Kuraigana.

Cuando nadie me tenía en su punto de mira, me escabullí hacia el castillo para estar sola durante unos momentos. Subí al piso de arriba, a la segunda planta, y me quedé observando con la mirada perdida la pequeña fiesta a través de una de las coloridas vidrieras... nunca me habían parecido tan tristes.

Mi mente vaciló entre descargar mis sentimientos y llorar desconsoladamente o tal vez aguantar un poco más hasta la madrugada. Mi corazón se guardaba lastimado bajo el cofre que era mi pecho.

Unos pasos me distrajeron de mis pensamientos y se acercaron a mí. Vi a mi madre con una amplia sonrisa a mi lado, acompañándome a ver también la isla a través de la vidriera.

—Eres muy afortunada, ___. Desde este momento permanecerás intocable y bajo los brazos de un hombre que puede protegerte, llena de privilegios.

—No es cierto— negué de inmediato, horrorizada por sus palabras— esta noche él me lastimará...

—Bueno. Es un buen precio por tu protección y libertad.

—.....

—Además... —continuó la que decía llamarse madre— Dracule Mihawk no parece tan cruel a simple vista. Seguro que lo disfrutas.

Centré mi mirada en la fiesta mientras una de mis lágrimas se deslizaba por mi mejilla sin casi emitir expresión. Mihawk se despedía de todos los invitados en la puerta de Kuraigana, ya que caía la noche y los babuinos acechaban en la oscuridad.

No hay manera de que él no fuera cruel en esto...

...

Despedí a todos los invitados de mi boda y les agradecí por haber venido. Los últimos por marcharse fueron los padres de ___, que por cierto, no había visto desde hacía un tiempo. Cuando estuve solo con Perona, me giré a mi alrededor para buscarla y admirarla un poco más en su bello vestido de novia.

—¿Dónde se ha metido ___? —preguntó Perona pululando por mi alrededor.

—No lo sé. Tal vez se encontraba indispuesta y se ha retirado.

—Um... —la chica fantasma dudó, pero finalmente escupió sus palabras— no tenía buen semblante... en la ceremonia...

Era cierto. Siempre había sido callada y seria. Pero nunca la vi tan triste como el día de hoy. Eso hacía que se me rompiera el corazón, pero no la culpaba.

—Tal vez necesite su tiempo para estar lejos de mí.

—Mihawk... —Perona sonó con tono condescendiente.

Negué con la cabeza sin querer hablar más y me retiré al castillo en silencio. Por supuesto no esperaba gran cosa de ___, tampoco iba a exigirle nada. Solo quería que ella estuviera bien y cómoda por los años que nos quedaban juntos. Le daría el tiempo que necesitaba para estar bien.

Suspiré cuando subí las escaleras y desaté mi corbata con pesadez, entrando en mi dormitorio, cuando noté que la chimenea estaba encendida y alguien me esperaba en la cama.

...

Había estado pensándolo mucho, demasiado, tanto como para que mi cerebro se quemara, pero la mejor conclusión que pude sacar fue que esto ocurriera cuanto antes.

Mi corazón comenzó a palpitar demasiado rápido cuando Mihawk abrió la puerta del dormitorio y me vio en la cama. Me había puesto un camisón transparente para su deleite que dejaba entrever mis senos y mi piel, mi cabello suelto posaba sobre mi espalda y el colchón. Un perfume especial reposaba detrás de mis orejas y en mis muñecas, esperando que fuera de su gusto.

Intenté estar de su agrado para él. Pero no decía palabra. No se acercaba a mí, sin embargo, no dejaba de mirarme. Había intentado todo y sentía que había sido en vano... Cada vez me sentía más patética...

—¿Qué haces aquí?

Esa pregunta me atravesó como un puñal en el pecho. Tenía miedo y comencé a temblar, antes de pasar saliva para hablar y no molestarlo con mis nervios.

—Estaba esperándote... para celebrar la... l-la noche de bodas.

Destapé un poco la sábana y agaché mi rostro, esperando a que el monstruo atacara. Lo único que tenía que hacer era cerrar los ojos y esperar.

...

Nunca tuve frente a mis ojos nada comparable a como lo era ___. La luz de la chimenea contorneaba sus suaves curvas, su cabello rojo como el fuego me hipnotizaba y su hermoso cuerpo me dejaba sin aliento.

¿Me esperaba para la noche de bodas? ¿Por eso había desaparecido?

Me acerqué a ella lentamente para no asustarla demasiado. Su ternura me encandilaba y me hacía sentir que tal vez no la merecía.

No pretendía poseerla, jamás se me hubiera ocurrido, bajo ninguna circunstancia.

Me agaché frente a la cama y ella me miró. Me tenía a sus pies, como siempre. Tomé sus manos mientras que ___ me miraba sin entender, y las besé una a una delicadamente.

—Por favor, regresa a tu dormitorio. Estarás más cómoda.

La joven abrió los ojos y miró los míos un momento. Luego, miró a su alrededor sin entender.

Abrió la boca esta vez, pero le costó emitir un sonido.

—¿N-No te gusto? Pu-Puedo desnudarme si así lo deseas...

Negué con la cabeza, no quería eso. No quería miedo en nuestra reciente relación.

—Quiero que te sientas segura. Que vivas con todas las comodidades posibles. Que seas mi esposa en la felicidad de nuestro matrimonio, aunque eso signifique no hacer ciertas acciones y que no compartamos el mismo concepto de felicidad —dejé de sujetar sus manos para tomar una bata que reposaba en una silla, colocándola sobre sus hombros y cubriendo su hermosa figura— estás cansada, ha sido un día agotador. Por favor, ten una buena noche.

Me levanté del suelo y me dirigí al baño. Ahora entendía su malestar. Toda esta semana había estado pensando en esta noche, sin querer verme a la cara.

Mientras me veía en el espejo, por la pequeña abertura que dejé en la puerta del baño, vi sus pies bajar de la cama, aún con la bata puesta. Se puso sus zapatillas y salió de mi dormitorio lo más silenciosamente posible, dejando un rastro de su melena pelirroja en el aire.

Yo estaba feliz de que ella estuviera bien y se sintiera a gusto en Kuraigana y nuestro matrimonio. No me hacía falta nada más.

Pretty Little Wife (Dracule Mihawk y tú) [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora