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Alex POV:
– Esta noche tendrá lugar una de las fiestas más importantes del año. – empieza a explicar mi jefa. – Las personas más importantes e influyentes de toda Italia estarán aquí. No quiero ningún fallo.
Si pensáis que no tengo ningún plan mejor para un sábado por la noche, estáis muy equivocados. Pero supongo que las facturas no se iba a pagar solas y yo por desgracia tenía muchas.
No me podía quejar del trabajo, era bastante fácil y pagaban bien. Pero no todo era perfecto, aguantar a la gente de la "alta sociedad" no era tan sencillo. Siempre tenían algo que decir, que si estaba salado, soso, tenía muchas burbujas, pocas,... el caso era quejarse y lo máximo que yo podía decir era lo siento.
– Revisa que no falta ningún aperitivo en la mesa, y acuérdate una vez empiece esto ofrecer un par de copas. – me pide mi encargada por el pinganillo cuando ya queda poco para empezar y eso hago.
Me acerco a la mesa de aperitivos que le pertenece a mi sección y compruebo que todo está en order.
– He oído que vendrán futbolistas. – comenta mi compañera y mejor amiga Noa. – ¿crees que venga Dybala?
– Siento decepcionarte, pero te recuerdo que está casado.
– Que esté casado no significa que deje de ser guapo. – se queja. – Desde que lo dejaste con Matteo eres una aburrida.
– Que no confíe en los hombres y no quiera saber nada de ellos, no significa que sea una aburrida.
Y cómo volver a confiar en ellos, si el que fue mi primer y único novio me engañó tantas veces como pudo y habría seguido haciéndolo si yo no me hubiera enterado.
– Es literalmente lo mismo. Deberías volver a creer en el amor. – dice para después irse a hacer algo que la habían mandado.
Antes de tan siquiera darme cuenta la fiesta ya había comenzado. Las primeras horas transcurrieron bastante tranquilas, donde hice lo de siempre, ofrecer copas y aperitivos.
Mientras la noche iba avanzando no podía evitar escuchar por el pinganillo los distintos comentarios que iban haciendo mis compañeras.
Cada vez que un hombre guapo con apariencia de estar soltero entraba en la sala, empezaba una pequeña pelea por quien sería la que fuera a ofrecerle un trago.
Pobres ilusas, creían que tendrían algún tipo de oportunidad con ellos.
– ¿Habéis visto al chico que acaba de entrar? Seguro que es un futbolista. – comenta una de mis conpañeras.
