❛4. La preocupación del milagro❜

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Alynerys se quejó levemente al sentir cómo su cuerpo era sacudido, sacándolo de su sueño

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Alynerys se quejó levemente al sentir cómo su cuerpo era sacudido, sacándolo de su sueño. Intentó abrir los ojos, pero los halló pesados, y pegajosos por las lágrimas que había derramado. Espera... ¿lágrimas?

¡Por los siete infiernos! ¿Se había atrevido a llorar frente a sus hermanos como un niño? Hacía más de tres años que no lo hacía. Ya no era un pequeño; se había convertido en un asesino, un guerrero, un dragón. ¿Cómo había podido mostrar tal debilidad ante ellos?

—Nerys, ¿sigues cansado? —La voz de Baelon, cargada de preocupación, lo sacó de sus pensamientos—. ¿Quieres que Aemon te lleve a tu dormitorio?

Alynerys se incorporó de golpe, obligando a Baelon a retroceder. Con una negación del más joven, sus miradas se encontraron, y el menor notó cómo los ojos de su hermano se oscurecían, lo que lo impulsó a salir del carruaje. Justo cuando estaba a punto de descender, una mano firme lo sujetó por el antebrazo, deteniéndolo por un momento.

—Ve directamente a mi dormitorio. Aemon y yo iremos enseguida. —La voz ronca de Baelon se tornó en un susurro casi suave. Alynerys no respondió, solo asintió ligeramente y, en cuanto fue liberado, bajó con rapidez.

Observó a su alrededor, viendo a los sirvientes moverse de un lado a otro, y divisó a Ser Maekar Celtigar, su guardián, acercándose al verlo.

—Mi príncipe —saludó Maekar con una reverencia, a la que Alynerys respondió con un leve asentimiento mientras se dirigía a la fortaleza.

—Ser Maekar, iré al dormitorio de mi hermano. Mantente alejado, vamos a tener una conversación —ordenó con voz firme y monótona, sin apartar la vista de su camino, mientras las sirvientas se inclinaban a su paso. Alynerys no les dedicó más que un breve vistazo.

Absorbiendo en sus pensamientos, incapaz de hablar o siquiera notar la mirada preocupada de su guardián, el joven príncipe sentía que su garganta se cerraba, impidiéndole emitir sonido alguno.

Absorbiendo en sus pensamientos, incapaz de hablar o siquiera notar la mirada preocupada de su guardián, el joven príncipe sentía que su garganta se cerraba, impidiéndole emitir sonido alguno

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Su cuerpo flotaba por los pasillos de la fortaleza, como si un hechizo sutil lo condujera. Al alcanzar el último escalón, fue como si despertara de un sueño brumoso, dándose cuenta de que ya estaba cerca de las estancias de su hermano.

 '𝐌𝐘 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃' ¡✰彡˚House of the DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora