Capítulo 6

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En medio de la angustia, una voz me gritó, sacándome de aquel sueño que había vivido de forma tan intensa.

— ¡Caly! — era mi tía — dios mío, Caly, ¿estás bien? — me preguntó, yo estaba llorando, con las manos abrazando mis rodillas.

Cuando me descubrí en mi época, mi cuerpo, mi piel, suspiré aliviada y corrí a abrazar a mi tía, encontré el libro botado en una esquina y corrí por él.

— ¿Qué te sucedió, Caly? — mi tía estaba visiblemente alterada.

— Fue solo una pesadilla, tía — dije, tratando de tranquilizarla mientras ocultaba el libro tras mi espalda.

Ella frunció el sueño, evidentemente seguía preocupada.

— ¿Es de tus papás?

Me ensombrecí ante la mención.

— Sí.

Volteé para el reloj de pared y casi eran las seis treinta de la mañana.

— Siempre que quieras hablar, estoy aquí, sé que es difícil con todo, tu hermana hoy va a su primera sesión con el psicólogo, ¿estás segura de que no quieres intentarlo?

Negué con la cabeza, en ese momento tenía demasiada fresca la vida de Amélie como para seguirle el paso.

— Estoy bien, fue algo rápido, tengo que alistarme para la escuela.

Mi tía no me dijo nada más y bajó, yo volví al libro y me tenté a volver a abrirlo, pero no quería repetir la experiencia, por lo menos ahora mismo. Bajé y lo metí a mi bolsa de la escuela, esperando hablar del libro con Nora, me vestí y me puse un pantalón negro con un suéter beige, no lavé mi cabello porque se veía extrañamente calmado y salí para esperar a Nora.

— ¿Cómo dormiste? — me preguntó Nora — tenemos que hacer eso más seguido.

No le respondí inmediatamente, metí mi mano a la bolsa y me topé con la sensación del cuero, asegundándome de que ahí estuviera, sabía que mi sueño estaba directamente relacionado con ese libro y no tenía la intención de alejarme de él.

— ¡Tierra a Calypso! — gritó Nora y yo salí del trance.

— Bien, aquí estoy. — le dije, me subí a la camioneta y nos dirigimos a Grove.

Durante el camino recordaba mi sueño, como sentí que era dos personas al mismo tiempo y en momentos volvía a oler la tiza del pizarrón,

— ¿Qué pasa? Suéltalo. — me dijo Nora.

— Nada — le dije, pero ni yo me convencí con esa respuesta — bien, anoche encontré un libro y después de hojearlo tuve un sueño extremadamente realista, en mi sueño viví en el cuerpo de Amélie Hawthorne.

— ¿LA Amélie Hawthorne? — me preguntó asombrada.

— Sipe y estoy segura de que el libro tiene algo que ver, pero está en un idioma raro, voy a ir a la biblioteca a buscar en qué idioma está, en la casa no llega el internet, ni señal, mi teléfono está prácticamente muerto en el bosque.

Me miró con preocupación.

— Quisiera ayudarte a investigar Caly, pero esta tarde trabajo de niñera de los David.

— No te preocupes, Nona, es más ¿te paso a buscar cuando salgas? — le pregunté.

Se ruborizó inmediatamente.

— Este... gracias, pero tengo una cita con Fred, ya sabes, cita de noche.

Abrí los ojos como platos y luego me reí, me estacioné y nos bajamos.

La sangre de los malditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora