meditaciones

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Indagar en la palabra.

Arañar la palabra hasta extraer el fantasma,

como una figura escuálida, al revés de la luz,
que repta sobre toda sombra.

Y al fondo del fantasma,
disimulada y disminuida,
el alma.

Arañar el alma hasta arrebatarle el sonido más puro,
Arañar su dolor hasta que sepa del color de las flores
y el sonido de la noche.

Arañar el grito que se descose sobre el aire,
y rompe en el silencio,
y de un silencio a otro arañar el suelo donde caen los susurros
que amparan el desvelo.

Arañar el alma hasta verla escupir la palabra.

Los fantasmas que habitan las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora