Los fantasmas que habitan las horas

ausencias

Arrancame de mí
llevate muy lejos mi indecible silencio.

Arranca de mí este rostro de roca seca,
de palabra muda y silencio inquieto.
Haces de mí, una plegaria a ningún lado,
unos ojos que buscan en la profundidad del mundo,
en la densidad de los días,
en la nulidad de la memoria,
para ahogarse hasta perecer.
Me obligas a permanecer
a solas con la hendidura en el tiempo
perforando la dulce y voluble piel
de los recuerdos.

Me conviertes en la que escarba en el tiempo
para hallar los curiosos ojos,
tibios pozos en tu rostro,
como dos besos de sol
que anhelan extraviarse en la penumbra.
Me entregas a tus pupilas carnívoras,
resquicios inclementes, paraíso inenarrable,
puertas abiertas de par en par.
La mirada tibia que repta por la piel
jugando a asir una sombra.
Me obligas a esperar en silencio
a penetrar en lo imposible,
a conquistar la lejanía.

¡Arrancame de mi vacío bien pensado,
llevame lejos de mí!
Arranca las palabras abigarradas entre mis dientes.
Arranca los versos que roen la piedra de mi mirada,
la voz que se enrolla en mi garganta como una serpiente venenosa
que come y bebe de su propio cuerpo.

***

Pero no hay sentido,
ya no hay más aguardar
en esta orilla oscura y salvaje
del otro lado de la interminable laguna,
ya no más sentarse y observar
los pasos de los días,
el derruido templo donde van a rezar estas palabras mías.
Ahora dile a los ojos que buscan que es tarde,
dile a la que aún espera
a aquel que nunca llega
que ya no lo haga,
que no se asome al abismo
que se erige sobre tu ausencia
tan palpable como artera espina,
que no mire dentro.

Que no mantenga el recuerdo
brotando como un tallo reverdecido
y coronado de pétalos,
como el dulce fruto fresco
que se inmola y permanece
en medio de desiertos interminables.
Que no se aferre a un río lejano
amordazada en la profundidad de la sed.
Dile que ya no espere,
que permita al extraño habitante
pernoctar solo en el calabozo nervioso
de la memoria.

17/04/2024