21 de mayo, domingo.
Estado de Gyeonggi, Corea del Sur.
Momo agradeció que su novia no la vio en tal estado, pues pensaba que era meramente porque no había dormido. Llevaba algunos días sin dormir de lo mejor, aunque ya mejoraba poco a poco y las llamadas nocturnas con su novia eran relajantes.
Se despertó mejor que nunca, con una energía que hasta le extrañó, y una ligereza en el cuerpo que la hizo sonreír por el buen despertar. Era un nuevo día, por lo que había dormido bastante, así que se sentía renovada.
Era un buen día para buscar el regalo perfecto, pues su hermosa novia cumplía veintidós años en una semana.
Ya tenía pensado algunas cosas, pero ese día empezaría a buscar el regalo y preparaciones para una hermosa noche que sorprendería a su pareja. Debía buscarlas antes, pues quería anticipar todo y que no se le escapara ningún detalle del día.
El día anterior la comida en el restaurante Hansik House estuvo realmente buena, y Momo consideró comprar ahí para el preparativo de su novia, aunque también pensó en hacer algo casero en lo que ella sea buena (lo que es poco, en realidad), pero lo de la comida lo pensaría después.
Solo que todo su ánimo cambió cuando casi se le cae el desayuno. Pareció verlo cayendo en cámara lenta y pudo tomarlo antes de que se cayera, con ninguna gota de leche cayendo del el plato con cereal.
Se quedó un momento pensando, y se sintió orgullosa de haberlo tomado con una sola mano, pero se dio cuenta que la izquierda ni siquiera la tenía empuñada y la cuchara estaba pegada a su mano, sin caerse aún si los dedos no la retenían. Momo lentamente la empuñó, tomando la cuchara bien, aún desconcertada por ello.
Dejó la cuchara en el plato, de manera lenta al verse todavía confundida, pero tomó el plato en una sola mano para abrir la puerta de su habitación, donde comería viendo la televisión.
Cuando quiso soltar la manija, no pudo despegar sus dedos y dio un jalón, pero aún con ello su mano seguía adherida a la manija. Jaló una vez más, pero la puerta casi se le viene encima al romperse. Momo la sostuvo y a su plato de cereal. Confundida y casi enojada de lo que hizo, lentamente despegó su mano de la manija, viendo el desastre causado por ella.
Rápidamente terminó el cereal, sin llegar a disfrutarlo. Sentía a su alrededor demasiado agudizado; su vista estaba mejorada y pudo visualizar a un mosquito a metros de distancia, volando por ahí, como si lo estuviera viendo en cámara lenta frente a sus ojos; su oído escuchaba claramente la discusión que estaba afuera, aun si estaba muy abajo, pues su departamento estaba en varios pisos arriba; su tacto con la cuchara era demasiado, sentía de una manera más profundizada la textura de la cuchara y del plato, al igual que la textura suave de las sabanas de su cama.
Sentía los tejidos de la sabana, y podía visualizarlos como antes no podía hacerlo. Cuando mira hacia la pared, es lo mismo, la textura rasposa y pintada de blanco parece estar a centímetros de sus ojos, aún si eran como dos metros y medio los que la separaba de la estructura.
Se levanta para dejar el plato en la mesa, pero ante su brusquedad la sábana se adhiere en su mano y destiende toda su cama.
Sintiéndose rara, no mal, pero sí demasiado extraña, Momo tiene el pensamiento de llamar a su novia. Se detiene cuando recuerda que su teléfono está apagado y cargando, pero se dirige hacia su computadora, donde podría mandarle mensaje o hacer una videollamada para mostrarle lo que ocurría.
Pero no pudo ni poner la contraseña, pues las teclas se pegaron a sus dedos, separándose del teclado.
Con ello, Momo golpeó la mesa y ahogó un grito de frustración.
Por otro lado, en el estado de Seul, Park Jihyo despertaba sobresaltada por una pesadilla, en una habitación completamente sola. Pero por fortuna estaba sola, pues dio un salto que la llevó al techo y la dejó adherida a éste. Cuando escuchó pasos, instintivamente quiso despegarse, y con brusquedad pudo hacerlo, cayendo a la cama y rebotando en el colchón. La puerta se abrió y ella se mostró completamente alterada ante la presencia de Joo Dahn, su mánager. Le preguntaron sobre cómo se sentía, pero ella seguía viendo hacia el techo y hacia sus manos que no se querían despegar de la almohada.
Y en otro lado, una Myoui Mina, sintiendo la agudización de todos sus sentidos, se pregunta (y sospecha) seriamente si se habrá drogado por accidente.

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PELEA DE HERMANOS
Fiksi Penggemar¿Una nueva versión del hombre araña? El tiempo es veloz cuando eres superhéroe, y también estresante cuando no tienes el suficiente tiempo que dedicar a lo que verdaderamente anhelas. Una adolecente antipática, una tonta enamorada y una ídolo musica...