MI PUEBLO

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Ya es verano y me voy con mis abuelos y con Luis a Galicia; Nos vamos en autobús y me parece interminable el viaje, si no fuera por Luis no aguantaría tantas horas.

Vamos jugando a las cartas ya que estamos muy limitados, el premio son las canicas de Luis y yo me he quedado con unas cuantas.

¡¡Me encantan... Son preciosas !!

Mis abuelos son de un pueblo que esta cerquita de Taramundi; Es un pueblo muy bonito lo malo es que para llegar a él hay que subir caminando un buen trecho y la casa de mis abuelos esta arriba del todo. Es una casita pequeña con un hórreo al lado,
está unida a otra casa y según nos contó la abuela las dos casas antes era una casa y era de los bisabuelos, los papás de mi abuela y lo que hicieron fue repartirla entre mi abuela y su hermana y la dividieron en dos.

Mi abuela se llama Luzdivina y mi abuelo José y todo el pueblo viene a saludarlos nada más llegar; Por la noche se reunen todos en casa de mis abuelos y se ponen a contar historias.

Luis y yo nos lo pasamos en grande jugando por el pueblo junto con los demás niños.
Estoy feliz ya que puedo correr y saltar sin que me falte el aire.
En el pueblo todo el mundo anda con madreñas y a mi y a Luis nos dan unas para que nos las pongamos, a Luis se le da muy bien andar con ellas ya que estuvo viviendo en el pueblo, pero yo parezco un pato mareado asi que en cuanto puedo me las quito.

Luis y yo nos vamos a investigar por los prados a ver que encontramos. Luis va delante de mi saltando y tirando piedras y yo voy cogiendo flores y tarareando una canción que me enseño mi abuela.
Luis se para delante de un árbol y me dice:

- Mira Malena, una colmena de abejas.

Yo la miro alucinada con los ojos
abiertos de par en par, nunca había visto una y me parece enorme comparada con la rama del árbol.
Luis se acerca más y yo me asusto.

- Cuidado Luis que pueden salir las abejas.

Luis se ríe y me dice que no van a salir que él ya tiene visto muchas y que nunca salieron.
Yo me quedo más tranquila y me acerco a mirar más de cerca; Es increíble el ruido que hacen ahí dentro,supongo que es su forma de hablar entre ellas, saco la conclusión de que son unas cotorras.
En ese momento Luis les tira una piedra y no tardan ni un segundo en salir todas a la vez en bandada a por mi.
Yo echo a correr con las madreñas y acabo en el suelo, me levanto a toda velocidad pero las abejas ya están todas en mi cabeza llenándome a picotazos, Luis intenta quitármelas pero le es imposible, solo consigue quitarme una que acaba posada en su frente y yo mientras lloro desconsolada; En ese momento aparece un señor del pueblo que ayuda a Luis a quitármelas.
Cuando consiguen quitarme todas las abejas el señor nos lleva a su casa que esta muy cerca.
Su mujer nos atiende rápidamente, a mi me coge en brazos y me consuela hasta que dejo de llorar, ella me mira horrorizada la cabeza y dice que no me ha quedado espacio entre picotazo y picotazo y dice que estuve a punto de quedarme en el sitio, yo no sé que es lo que quiere decir pero se que no es nada bueno.
Luis mientras se está zampando un bocadillo que le dieron pero se lo come con desgana ya que esta preocupado, de vez en cuando me mira y baja la cabeza todo disgustado.
La señora me tiene sentada en su regazo y me consuela mientras espera a que llegue mi abuela.
En ese momento entra por la puerta y lo primero que hace es reñir a Luis.
Me coge en brazos y me acuna hasta que me tranquilizo.
Nos vamos a casa sin hablar una palabra, se nota que la abuela esta enfadada, por el camino nos encontramos al médico que iba a verme a casa.

Ya estoy mejor, el médico me dio algo para tomar y mandó ponerme unos paños en la cabeza para ayudar a bajar el hinchazón.
Según parece me libre por los pelos y la suerte fue que como tengo que tomar medicamentos para el asma eso me ayudó a que no se complicaran las cosas.

Me acabo de enterar que yo no me voy con los abuelos ni con Luis para casa, por lo visto me quedo en casa de unos vecinos que son como de la familia, yo no quiero quedarme pero me tengo que aguantar, me dicen que es para que pase mejor el invierno en casa, que es bueno para mi salud.
Sé que lo hacen por mi bien pero una niña de siete años a esa edad no razona, simplemente se deja llevar por los sentimientos y los míos están con mi familia no con gente extraña.
Los primeros días los paso muy mal ya que la familia con la que estoy tiene dos hijos mas o menos de mi edad y no quieren saber nada de mí, me hacen de rabiar, me dicen que si juego al escondite con ellos y yo me lo creo, pero a la primera de cambio me dejan sola por el pueblo y es de noche a partir de ese día ya no quiero saber más de ellos.
Tengo mis amigas en el pueblo y no tengo falta de nadie más.
Me encanta ir a merendar a casa de una de ellas ya que merienda ensalada y a mi me gusta, el primer día me sorprendió pero ahora me encanta.

Lo que no me gusta es ir a dormir por las noches ya que tengo que ir a dormir con la abuela de los niños de la casa, dormimos en la misma cama y es que ronca y tira pedetes y no
es mi abuela por eso no me gusta.

Me encuentro aburrida en la casa y estoy mirando por la ventana de la cocina como cortan leña delante de la casa, en un momento que se van echo a correr escaleras abajo y cojo el hacha y el tronco de madera y bajo el hacha a toda velocidad sin ser consciente del peligro que tiene ese acto, en el último segundo uno de mis dedos de la mano que sujeta el tronco retrocede como por arte de magia y el hacha cae justo en el sitio donde segundos antes tenía el dedo. Soy consciente de que casi me quedo sin dedo y suelto el hacha asustada.
Nunca más me voy a acercar a un hacha me digo mientras corro asustada lejos de ella.

Empezando a la vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora