XVII

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El castillo de Sesshomaru, imponente y silencioso, era un reflejo del corazón de su dueño. En sus vastos pasillos de piedra, el tiempo parecía detenerse, y el viento que se colaba por las ventanas abiertas susurraba secretos que solo el demonio conocía. Naruto había estado cautivo allí durante semanas, aunque "cautivo" no era la palabra exacta; si bien no se le permitía abandonar el castillo, tampoco era maltratado. Sesshomaru lo mantenía vigilado desde la distancia, observando cada uno de sus movimientos sin que el ninja se diera cuenta.

A veces, Sesshomaru se detenía en los rincones oscuros de los pasillos, observando a Naruto mientras caminaba por los jardines, pensativo y solitario. Otras veces, lo encontraba en la biblioteca, pasando los dedos por los lomos de antiguos libros que no podía leer, buscando algo que lo ayudara a entender por qué estaba allí. Sesshomaru no hablaba mucho con él, pero sus ojos siempre estaban presentes, siempre vigilando.

Había algo en Naruto que intrigaba a Sesshomaru, algo que no podía ignorar. Una mezcla de energía y valentía que lo hacía diferente a los demás. A pesar de su condición de prisionero, Naruto nunca había perdido su espíritu, y esa resiliencia era algo que Sesshomaru no podía dejar de admirar, aunque no lo admitiera ni siquiera ante sí mismo.

Una tarde, cuando el sol empezaba a descender y el cielo se teñía de un suave tono anaranjado, Sesshomaru decidió acercarse más de lo habitual. El jardín del castillo estaba en su máximo esplendor, con flores en plena floración y árboles que susurraban con la brisa. Sesshomaru descendió por los escalones de piedra que llevaban al jardín y, al girar una esquina, encontró a Naruto sentado bajo un cerezo, observando las flores de manera absorta.

Naruto levantó la vista al sentir la presencia de Sesshomaru. Aunque ya se había acostumbrado a la vigilancia del demonio, no esperaba verlo tan cerca.

—Sesshomaru —dijo Naruto en un tono neutral, aunque su curiosidad era evidente—. No pensé que te acercarías. ¿Vienes a vigilarme más de cerca hoy?

Sesshomaru no respondió de inmediato. En lugar de eso, se acercó al árbol y se detuvo a una corta distancia de Naruto, observando las flores rosadas que caían suavemente al suelo. La belleza y la serenidad del jardín contrastaban con la tensión que parecía flotar entre ellos.

—Este jardín... es un lugar que no solía frecuentar —dijo Sesshomaru finalmente, su voz calmada y suave como la brisa—. He encontrado razones para venir aquí más a menudo.

Naruto lo miró sorprendido. Aunque no conocía a Sesshomaru tan bien como a otros, sabía que esas palabras llevaban un peso inusual en la boca de alguien tan reservado.

—Es un buen lugar para pensar —respondió Naruto, sin apartar la vista del demonio—. Me recuerda a la tranquilidad de mi hogar... a pesar de todo.

Sesshomaru asintió levemente, aunque su mente estaba en otra parte. Los silencios que compartían no eran incómodos, pero había algo más en el aire, algo que los empujaba a seguir hablando.

—Los cerezos... —comenzó Sesshomaru, mirando las flores que caían suavemente al suelo—, florecen brevemente, pero su belleza es incomparable. Me recuerdan que la fortaleza no siempre se trata de perdurar, sino de ser plenamente uno mismo, incluso en la brevedad.

Naruto asintió, comprendiendo más de lo que Sesshomaru quizás esperaba. Ambos compartían esa filosofía, aunque la expresaran de maneras muy diferentes.

—Sí, creo que lo entiendo —respondió Naruto, su voz suave, casi reflexiva—. Nunca he tenido miedo de enfrentarme a algo, incluso si eso significa arriesgarlo todo en el proceso. Supongo que, al final, eso es lo que nos hace más fuertes... la disposición a perderlo todo para ser quienes somos.

Sesshomaru lo observó con una intensidad que Naruto no había visto antes. Había algo en esas palabras que resonaba profundamente dentro de él, algo que lo atraía hacia Naruto de una manera que no podía controlar ni comprender del todo.

—Eres un ser extraño, Naruto —dijo Sesshomaru, dando un paso más cerca, su voz más baja, casi un susurro—. Eres diferente a cualquier otro que haya conocido.

Naruto sintió un ligero estremecimiento al ver cómo Sesshomaru se acercaba, sintiendo la presencia poderosa del demonio más cerca que nunca. Había una vulnerabilidad en Sesshomaru que Naruto no esperaba ver, y que lo dejaba sin palabras.

Sesshomaru levantó una mano lentamente, dudando por un breve instante, antes de finalmente rozar el rostro de Naruto con sus dedos. El contacto fue suave, casi reverente, como si Sesshomaru estuviera explorando un sentimiento que no comprendía del todo. Los ojos dorados del demonio se encontraron con los de Naruto, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Naruto no se apartó, pero su respiración se volvió más profunda, sintiendo el calor del toque de Sesshomaru. Había una carga eléctrica en el aire, una tensión palpable que no era de hostilidad, sino de algo más profundo, más íntimo.

Sesshomaru inclinó la cabeza ligeramente, sus ojos descendiendo hacia los labios de Naruto. Hubo un momento, un segundo en el que parecía que el mundo entero se había reducido a ese pequeño espacio entre ellos, donde todo era posible.

Pero entonces, algo en los ojos de Sesshomaru cambió. Un destello de duda, de confusión, cruzó su rostro, y de repente, el demonio se apartó bruscamente, rompiendo el contacto y dando un paso atrás. Naruto se quedó en su lugar, aturdido, sin saber qué pensar o cómo reaccionar.

—Esto... no debería haber sucedido —murmuró Sesshomaru, su voz fría y distante de nuevo, como si estuviera reprendiendo a sí mismo por lo que acababa de ocurrir.

Sin otra palabra, Sesshomaru se dio la vuelta y se alejó rápidamente, sus pasos firmes y decididos, como si intentara huir de algo que no podía enfrentar.

Naruto se quedó solo bajo el cerezo, el sonido del viento y las flores cayendo siendo la única compañía. Llevó una mano a su rostro, donde los dedos de Sesshomaru lo habían tocado, y sintió una mezcla de emociones que no podía identificar del todo. Confusión, sí, pero también algo más. Algo que lo hacía preguntarse qué era exactamente lo que había sucedido en ese jardín, y qué significaba realmente.

Y aunque estaba seguro de que Sesshomaru intentaría alejarse de nuevo, Naruto no podía evitar sentir que aquel encuentro en el jardín había cambiado algo en ellos, algo que no podían ignorar por mucho tiempo.

SesshomaruxNaruto (Yaoi) Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora