Capítulo XXXIII

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Perdón por la demora y gracias por la paciencia. Escribir este capítulo ha supuesto un pequeño desafío que espero haber podido superar bien. Gracias de nuevo por esperar.


Marta estaba en su oficina desde muy temprano en la mañana del lunes. Tenía que estar segura de poder cuadrar todos los asuntos antes del martes al mediodía. El vuelo que iban a tomar salía de Barajas a las 16:00 horas y duraría tres horas, en vuelo directo, hasta Viena. Se había hecho con una tarifa superior por varias razones: prioridad, comodidad y mayor intimidad. Y porque podía permitírselo, por supuesto. El caso es que sería su primer viaje juntas y Marta quería que todo fuera perfecto, poder disfrutar de una situación completamente nueva de la mano de Fina.

Habitación en el hotel Elaya y entradas para ver La Traviata para el día miércoles, a las 19 horas, en el Wiener Staatsoper. Las dos habían programado una primera noche de caminata y cena por la ciudad, pero el plan era no tardar mucho, ya que el segundo día era el que tenía un mayor número de actividades programadas, ópera incluida. Solo imaginarse la experiencia de vivir una ciudad con alguien como Fina, tenía a Marta en una nube. Por eso, no iba a quejarse para nada de todo lo que suponía adelantar trabajo.

Se acomodó mejor el pañuelo que llevaba desde el día anterior. Agnes tenía razón cuando dijo que aquella marca no iba a mejorar mucho en un día.

Andrés entró en el despacho y se dirigieron una sonrisa. La de ella igual a su humor: alegre y feliz; la de él, más bien traviesa.

-¡Qué sonrisa, madre mía! – dijo su hermano -. ¿Fue un buen fin de semana?

Marta rodó los ojos, pero no dejó de sonreír igualmente.

-Como todos los fines de semanas desde hace algún tiempo – confesó -. ¿Prefieres verme de malas?

-Estoy encantado de verte tan feliz, hermanita – Andrés se sentó frente a ella -. Creo que nunca te había visto disfrutar tanto.

Marta sonrió.

-Eso es porque nunca había disfrutado tanto – terminó riéndose con un poco de pena-. Pero lo que pasó, pisado, ¿no? – reveló -. Ahora tengo buenas razones para sonreír y ser feliz.

Andrés asintió con legítima alegría.

-Yo que me alegro de eso como nadie – se puso serio luego de decirlo -. No quiero cambiar el tema hacia algo menos dichoso, pero ¿tienes novedades de Jaime?

-Sí – Marta suspiró profundamente antes de responder -. Llegará el 4 por la noche. Más bien, el 5 a la madrugada – comentó -, según me dijo en un mensaje hoy por la mañana.

-¿Estarás allí esperándolo? – preguntó su hermano.

-No, bueno, sí, pero Jaime quiere ir primero a ver a sus padres – le explicó -. Así que llegará a casa el domingo por la tarde – expuso -. Lo estaré esperando entonces.

-Pues intentaré hablar con él el día lunes, si te parece bien – le indicó Andrés.

-Está bien, pero, Andrés, no le presiones, ¿vale? – le pidió la empresaria -. Tendrá que lidiar con la separación, y si no quiere ayudar, no tengo nada para reprocharle.

El hombre asintió.

-Claro, no te preocupes – contestó -. ¿Le contarás a Jaime todo?

-¿Te refieres a mi relación con Fina? – Marta lo preguntó, sabiendo que la respuesta era esa probablemente -. Solo si es necesario – manifestó -. Si va subirse al siguiente barco, tampoco le importará saber pecado y pecador.

Dulces Sueños (o Sueños Dulces...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora