Capítulo XLV

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Siento la demora, pero espero que les guste! El martes más largo y pronto (Espero).

Dedicado a las writers que me leen, por su ayuda, y a las brujis también 💜


Marta observó las fotos frente a ella. Reconoció de inmediato el sitio y también el momento. ¿Cómo no? Se había descontrolado por la provocación de Fina y no había podido resistirse a besarla en el aparcamiento del hotel. La frase de Fina, "Marta, aquí no...", navegó por su memoria.

-¿Has contratado a alguien para que me siguiera? – preguntó con neutralidad.

Jesús se rió.

-Qué va, estaba por allí casualmente – contestó -. El destino que quiso ponerse a mi favor.

Marta se apoyó en su sillón al oírlo y suspiró.

-¿Estabas casualmente en un hotelito de Illescas un sábado cualquiera? – se rió -. Seguramente no estabas con Begoña.

Su hermano sonrió.

-Ese no es el asunto aquí – dijo -. El asunto es este – levantó una las fotografías -. Tú y la hija del chofer... – meneó la cabeza con desaprobación -. Menuda sorpresa me he llevado, ¿eh?

Ambos hermanos se observaron en silencio por unos momentos.

-Mira que yo creía que no tenías sangre en las venas para algunos asuntos, hermanita. Siempre tan fría y distante con tu exmarido. – continuó él -. Pero sí que tenías, al final – dijo observando las fotografías -. Solo necesitabas darle rienda suelta a tus verdaderos instintos – giró una de las fotografías -. Estás animada en esta, en concreto...

-¡Por Dios, Jesús! ¡Que soy tu hermana! – exclamó la empresaria -. Toda esta conversación es de mal gusto.

-De mal gusto es que no tengas autocontrol, Marta – giró otra imagen, una donde ella sostenía a Fina contra el coche -. Mírate, la perfecta hija de Don Damián de la Reina empotrando contra un coche a una muchacha que prácticamente hemos criado desde que nació – se rió -. Padre va a estar encantado con el giro de los acontecimientos.

-¡Basta ya! – espetó la rubia -. No me hace falta tu relato ni tu opinión.

Pero su hermano no estaba dispuesto a detenerse.

-Dime una cosa, Marta – siguió -. ¿Esto es una forma de ejercer un poder que no tienes habitualmente por ser mujer? – preguntó, causando que la rubia se removiera en su asiento -. Toda la vida tan acomplejada por no alcanzar tus objetivos – señaló -. ¿Esta desviación es porque quieres sentir cómo es ser un hombre...?

Marta no le dejó terminar. Su voz se alzó disgustada.

-¿Disfrutas con esto? ¿Con decir estas barbaridades? Deja de intentar humillarme con estupideces y pregúntate dónde han quedado tus valores, cuando estás intentando exponer mi vida privada. Estás cruzando un límite imperdonable y no te lo voy a consentir – señaló -. ¿A qué estás jugando? – preguntó de malas maneras.

-¡No estoy jugando! Eso es lo que no entiendes, Marta – le contestó Jesús -. Esto va muy en serio – repitió el hombre -. Es sencillo: me dirás que os estáis proponiendo hacer en esa junta del viernes o iré con estas imágenes a padre, y le mostraré que la hija casi perfecta que cree tener es en realidad el garbanzo negro de nuestra familia.

-Esto es un absurdo, Jesús.

Marta suspiró con cansancio. Se estaba aburriendo de esta conversación y de las intenciones de su hermano. Estaba cabreada, pero estaba mucho más cansada de todo este juego estúpido de poder. Ambas emociones se le mezclaban, pero la segunda ganaba espacio en su interior.

Dulces Sueños (o Sueños Dulces...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora