Capítulo 7

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Bruce saltó por la ventana del baño, con la determinación de quien no conoce el miedo. Estaba en un segundo piso, una caída que fracturaría a cualquier persona normal. Pero él no era una persona normal; él era Batman.

El impacto contra el suelo fue absorbido con destreza. Pudo sentir el contacto con la fría tierra bajo sus pies, mientras la brisa helada de la ciudad lo despertaba del aturdimiento que lo embargaba. Aun así, la furia comenzó a arder en su interior.

~ Soy débil.~

~ Esto ha sido una irresponsabilidad monumental.~

~ Un gigantesco error.~

~ Pero...~

La mano de Bruce, con total autónoma, se acercó a sus labios rojos, pero una voz interrumpió aquella acción.

-¿Amo Bruce?

- !!!

La voz de su mayordomo lo sobresaltó. Aunque estaba fuera de peligro físico, su mente seguía en un torbellino. El diminuto audífono en su oído vibró con la voz tranquila de Alfred, quien estaba en la Baticueva.

- Sí, Alfred, voy para allá.

El murciélago de Gotham emprendió el camino hacia la esquina donde había dejado su Batimóvil. Al entrar en el vehículo, la noche se iluminaba a su alrededor con luces que danzaban sobre la ciudad, pero él permanecía oculto, conduciendo en la sombra más profunda, evitando cualquier atención. Sin embargo, mientras conducía, no podía evitar que su cuerpo recordara lo que había sucedido minutos antes... Sus labios, aún hinchados y doloridos, le recordaban la fuerza de una pasión incontrolada. Sentía su cadera adolorida, producto de las inhumanas manos que lo habían aprisionado en el baño. Su erección seguía esperando por atención y el rastro de su humedad, eran la prueba de que aquello no había sido un sueño.

~ Estúpido bastardo.~

~ ¿Cómo pudo haber hecho eso?~

~ Me comporté como un maldito perro en celo.~

El caballero de la noche, mientras conducía, no podía dejar de maldecir en su mente al guardián de Metrópolis por aquella sorpresiva acción. Trataba de enfocarse en la misión, en la información vital que había obtenido en Gotham y Metrópolis, pero su cuerpo, aun inquieto y agitado, le recordaba la insólita interacción. La furia mezclada con la confusión lo atormentaba mientras intentaba, con todas sus fuerzas, calmarse. Su entrenamiento extremo no había sido en vano, y recurrió a esa disciplina ahora más que nunca.

Finalmente, las puertas secretas de la mansión Wayne se abrieron, revelando el camino hacia la cueva bajo la propiedad. El Batimóvil se estacionó en su lugar habitual, y Alfred se acercó a recibir a su amo, con la habitual discreción, pero con una chispa de astucia en sus ojos.

- Bienvenido, amo Bruce. Me alegra ver que además de investigar, aprovechó para... divertirse.

Dijo el mayordomo al ver el rastro sonrojado en el rostro del caballero de la noche.

- Basta, Alfred. Solo fue un infortunado accidente.

Bruce se dirigió con rapidez a la computadora principal, decidido a concentrarse en los datos que había recolectado en la fiesta. Pero Alfred no había terminado.

- ¡Señor! Sus feromonas están más fuertes de lo normal... ¿Quiere decirme qué fue lo que pasó en ese "accidente"?

Bruce tomó un supresor de uno de los cajones y lo ingirió con firmeza, como si así pudiera cerrar el capítulo de aquel encuentro.

- Solo fue un desafortunado accidente, Alfred. Caso cerrado. Ahora, el arma que tenía ese bribón, ¿qué modelo era?

- Es un Nighthawk Custom 1911, señor. Estas pistolas están hechas a mano y son de altísima calidad. Dependiendo del modelo y las personalizaciones, el precio puede acercarse o superar los 5,000 dólares.

/SUPERBAT/  Es el celo... ¿cierto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora