𝙀𝙉𝙄𝙂𝙈𝘼│ ❝ La mente de Caitlyn es un enigma sumamente atractivo para Jinx ❞.
Resulta hasta fastidiosa la inteligencia de la sheriff de Piltover, incluso podía pensar en ella cuando su mente divagaba sin quehacer, había algo detrás de esos pensa...
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Algo había cambiado en si misma y estaba por completo mal, había cierta familiaridad en la manera en la que todo se desarrollaba ahora entre ellas y podía notarlo por debajo de la piel inundando su interior cual cascada sin siquiera preguntar por permiso. Su cabello comenzaba a serle molesto para trabajar pero tampoco encontraba la manera de mantenerlo peinado detrás de sus orejas, bufó.
La soledad repentina después del periodo tan enérgico con la menor le generaba una ansiedad desconocida, comenzaba a caer en desesperación, deseaba pronto obtener información sobre la misión con su compañera de trabajo, sin embargo trataba de centrarse en continuar lo que faltaba por planificar de modo que sus pensamientos se mantuvieran a raya.
Empezaba a odiar la casualidad de la situación, como si el torbellino que era la criminal ahora combinará con la tormenta de su personalidad, le molestaba de sobre manera siquiera imaginarse la facilidad para convivir con la persona que juraba odiar de manera descomunal. Estaba traicionando su interior y sus convicciones con tan solo trabajar al lado de la Zaunita y ahora se sentía peor al observar como le parecía tan normal la actitud que la otra tomaba ante todo.
Como si olvidar los detalles de sus crímenes por conveniencia de sus planes no fuese más que otra estrategia para mantener a su ciudad en la mira del progreso, pero ella sabía que mentía al pensar que la comodidad de su mente con la presencia de la de trenzas era solo un malestar para si misma que se obligaba a atravesar por su trabajo.
Podría haber intentado más, pero se había rendido tan fácilmente por las ventajas de la otra sobre su propio cuerpo, que incluso le decepcionaba. Quizá había manera de quitarse aquel dispositivo sin volarse la cabeza y pudo haber descubierto la forma de hacerlo pero en vez de eso temió, porque a pesar de su compromiso con su rol en Piltover no quería morir de esa manera, no a manos de ella, no en ese lugar, se sentía como una traidora por siquiera haberse preocupado por su existencia más que por toda la moralidad en sus futuras acciones y ahora que percibía la manera en la que los chistes cínicos de la menor le causaban risa genuina sentía que perdía la cabeza.
