𝙀𝙉𝙄𝙂𝙈𝘼│ ❝ La mente de Caitlyn es un enigma sumamente atractivo para Jinx ❞.
Resulta hasta fastidiosa la inteligencia de la sheriff de Piltover, incluso podía pensar en ella cuando su mente divagaba sin quehacer, había algo detrás de esos pensa...
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No estaba segura del momento exacto en el que su cuerpo había sido arrastrado con poco cuidado hasta la celda, suponía que la menor al volver y encontrarla tan plácidamente dormida a medio pasillo decidió concederle el descanso y quitarla de su camino pues no le era más que un estorbo en su andar.
Había entre sueños sentido su cuerpo rozar con la tierra del suelo raspando su piel ante el arrastre pero estaba tan profundamente cansada que había decidido que lo que sea que sucedía en su exterior no le sería impedimento para continuar en la realidad Onírica.
Incluso rememoraba vagamente las pequeñas y suaves maldiciones de la Zaunita mientras la Conducía hasta su habitación improvisada.
—Maldita sea como pesas
Recordaba haber oído entre suaves insultos.
—¿Pesas más dormida o qué carajos?
Mentiría si dijera que aquel recuerdo no le era sutilmente divertido, lo atribuía únicamente a lo gratificante que le era molestar a la criminal y no a algo más. Incluso tenía una pizca de duda en su ser, le intrigaba si genuinamente la menor la había llevado hasta aquel lugar porque le estorbaba o porque quizá sintió lástima de su estado.
Despabilaba de a poco en el suelo, se sentó recargada en la pared como de costumbre y su mirada se fijaba al frente a ningún punto específico aún analizando sus memorias, pensaba más de lo que le gustaría admitir en las acciones de la de trenzas desde el primer día en que estaba en esa situación, por supuesto que lo hacía, en aquel lugar empapado de ella no habría nada más en lo que pudiera pensar.
Entre sus imágenes coloridas y dispersas de Jinx se colaban preocupaciones y angustias sobre la situación en su ciudad ante la ausencia de la autoridad.
Había dormido por al menos doce horas y por lo tanto le fue imposible despertar hasta una hora prudente del día siguiente, por el contrario estaba contemplando la nada misma a lo que suponía sería la madrugada. Le recordaba al primer día que había pasado allí, con sus manos y piernas atadas a una silla de madera vieja, su cuello cansado tendía su cabeza al frente mientras sus parpados caían de a poco antes de volver a abrirse con temor.
Esa noche todo había estado abismalmente silencioso y recordaba incluso descifrar las horas por medio de los ruidos del lugar, cuando incluso las alimañas de las alcantarillas dormían era justo cuando ella imaginaba que sería de madrugada justo como en ese momento.
