Capítulo 2

39 6 0
                                    

Incluso antes de que Dokyeom llegara al ruinoso centro comercial, ya estaba de mal humor. Seungkwan no solo había pensado que sería buena idea gastarle una broma regalándole un Chimuelo7 de peluche, sino que el bromista había sido el líder de la misión. Dokyeom sabía que los líderes de la Hermandad estaban tratando de mostrarle a Seungkwan que le tenían más fe, pero eso todavía no significaba que todos ellos tuvieran que sufrir la boca del tipo.

De hecho, a Dokyeom no le molestaba Seungkwan. Por supuesto, podía ser raro a veces, pero también podía serlo cualquier otro cambiaforma. Al menos, en opinión de Dokyeom. Él nunca había captado toda su dinámica social. Sin duda, porque era un Dragón.

Los Dragones eran tan escasos que rara vez se cruzaban con los de su propia especie. Aunque pudieran, no serían muy amistosos el uno con el otro. Ni siquiera con los miembros de sus propias familias. No formaba parte de su composición genética, que les gustaran los demás. Cuando Dokyeom cumplió los dieciocho, sus padres lo botaron de una patada, sin ninguna excusa, excepto que era hora de que se fuera porque ya había cumplido la mayoría de edad. Ya que lo mismo le había pasado a su hermano mayor, era lo que se esperaba. Aunque, todavía había dolido. La que probablemente no era la reacción normal, pero, por otro lado, Dokyeom no era exactamente como los otros Dragones.

Claro, a él le gustaba estar solo. Pero, no tenía que estar solo. Esas eran dos cosas diferentes. Por ejemplo, no se ponía homicida ni trataba de matar todo lo que estuviera a la vista cuando estaba rodeado de extraños. Un pequeño, aunque importante, detalle.

Lo que más lo alteraba era un Puma. Uno de nombre Lee Chan, para ser específicos. El pequeño mocoso rubio había estado invadiendo los pensamientos de Dokyeom cada vez más, últimamente, y estaba empezando a ponerse condenadamente irritante.

Soltó un suave gruñido. Como si no fuera bastante malo que Lee Chan ya estuviera invadiendo su espacio personal. El médico encontraba cada excusa posible para ir a la Hermandad. Ya que tenía un hermano viviendo ahí, eso ahora, era muy frecuente para el gusto de Dokyeom.

No es que Lee Chan no fuera bien parecido. Desde sus enormes ojos azul claro de bebé que proyectaban cada una de sus emociones, hasta la manera en que el pelo caía sobre su rostro, era adorable.

Agréguenle a la mezcla su pequeña constitución y la vibra de twink, y entonces iba de lindo a sexy.

El asunto era, que Dokyeom no quería estar en serio con alguien, nunca. No era que le faltara sexo. Podía conseguirlo a cualquier hora que lo necesitara y de la manera que lo quisiera, sin ataduras. Sin nombres, sin promesas, y sin emociones.

Por supuesto que le gustaría follar a Lee Chan. Tendría que estar muerto para no quererlo. Pero, con el Puma no habría más que ataduras. Tantas, que pronto se enredarían en Dokyeom y lo estrangularían. Lee Chan no es del tipo de hombre para un encuentro casual. Se merecía más que eso. Diablos se merecía algo mejor que Dokyeom —punto.

Cuando llegó al centro comercial y vio el show ya empezado, su estado de ánimo mejoró muy poco. Pero, cuando vio a Lee Chan atascado en el medio, Dokyeom pasó de molesto a enojado. Se preguntó qué carajo se les había metido a los felinos para llevarlo al campo de batalla. Todo el mundo sabía que Lee Chan no era un soldado experimentado. No tenía nada que hacer allí.

Dokyeom soltó un gruñido cuando empezó a abrirse paso hasta el puma. Si era necesario, sacaría a rastras al mocoso. No le importaba si a Lee Chan le gustaba o no. Incluso podía patear y gritar si quería. A lo mejor una buena discusión haría que Dokyeom se sintiera mejor.

Vio a un Cuervo listo para dispararle al médico. Dokyeom disparó, bajándose al bastardo antes de que tuviera alguna posibilidad. Lee Chan por fin volteó y se miraron fijamente.

Serie de la HdA 05 - El Vacío Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora