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Nadie detiene tu puño cuando colisiona con su cara, sus gafas se rompen y se esparcen por el suelo. Él no responde al ataque, para sorpresa de todos. Yace en el suelo con la espalda hacia abajo y tu figura temblorosa sobre él.

Quieres gritar, insultarlo y decirle cuán miserable es como persona. Pero cada vez que intentas emitir un sonido, tu garganta se cierra y el dolor la atraviesa.

—T/N... —alguien intenta detenerte.

—¡NO ME TOQUES! ¡NADIE! —Las palabras escapan de tu boca y puedes saborear el metal en tu lengua.

Mirando a tu hermano inconsciente, te levantas con las piernas temblorosas. Todos te miran mientras toses en seco, con la sangre salpicando en el suelo bajo ti. Tu herida se está abriendo, tanto por dentro como por fuera, la sangre goteando de la herida y de tu labio tembloroso.

Mirando alrededor de la gente, te diriges corriendo hacia la puerta.

—¡T/N! —Mikey te llama, pero ya estás fuera de la puerta para cuando finalmente comienza a moverse en tu dirección. Te giras en la primera esquina que encuentras, luego en la siguiente, hasta que estás segura de que no te sigue en su moto.

Te deslizas por la pared de ladrillos más cercana, abrazando tu garganta sangrante mientras dejas que la sangre caiga de tu boca.

—¿Qué hace una chica como tú aquí afuera? —Una presencia inesperada aparece a tu lado, acercándose hasta que su sombra te cubre. Mirándolo con cautela, ves los ojos más bonitos que has visto.

Sacudes la cabeza mientras señalas tu garganta herida, tratando de indicarle que no puedes hablar. Afortunadamente, él tiene cerebro y realmente lo usa, asintiendo con comprensión mientras se agacha para examinar la herida.

Levantándose, comienza a alejarse

—Sígueme.

Cuando se da cuenta de que no te mueves, suspira —Puedes confiar en mí. —Te sonríe de manera amable, y decides que seguirlo es lo mejor en este momento. Así que te levantas del suelo y lo sigues.

—Mi nombre es Izana, por cierto. —Asientes, y pronto llegan a un lugar donde un grupo de hombres están reunidos. Reconoces a dos de ellos de inmediato.

—¿T/N? ¿Qué pasó? —te pregunta Rindou cuando te acercas inmediatamente a él y a su hermano. Descubres tu herida y señalas la sangre. Sus ojos se abren de par en par por un segundo antes de que Ran se aleje, y luego regrese con un kit de primeros auxilios.

Mientras Ran te está vendando la herida, Izana regresa a los tres.

—¿Conocen a esta chica? —pregunta a los hermanos, y ambos asienten al unísono. Al lado de Izana esta vez hay un chico con una marca en un lado de su rostro. Haces contacto visual y le das un pequeño saludo, pero sus ojos se abren y se aparta la mirada. No te reconoce.

—Dime, chica, ¿qué piensas de Toman? —te pregunta, y después de reflexionar un momento, levantas los brazos y formas una X con ellos. Él sonríe al ver esto.

—Perfecto —murmura para sí mismo mientras se aleja, y los hermanos te miran con sorpresa. No te cuestionan, pero algo claramente ha pasado que te hizo despreciar a Toman, bueno, despreciar a Toman aún más.

Cuando terminan de vendarte, sigues a Ran y Rindou mientras se reúnen con el resto de los hombres, rodeando a Izana. Parece ser el líder.

—Dime, ¿te gustaría unirte a mi pandilla? —pregunta Izana, con una expresión ligeramente loca. Esta pregunta es inesperada, realmente, ya que solo lo conociste hoy. Pero aun así, das un pulgar hacia arriba.

—¡Entonces, bienvenida a Tenjiku! —Toman puede no tener razón para odiarte ahora, pero les darás una. ¿Cómo llamas a esto? Ah, sí, venganza.


𝙏𝙤𝙙𝙤 𝙚𝙡 𝙢𝙪𝙣𝙙𝙤 𝙩𝙚 𝙤𝙙𝙞𝙖 - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora