—T/N, ¿te sientes bien? Estás más pálida de lo normal —pregunta Hanma mientras todos están sentados a la mesa desayunando. Todos dejan de comer para mirarte, finalmente notando tu falta de apetito y cómo el color va desapareciendo de tu rostro a medida que pasan los segundos.
—¡No, no, estoy bien! ¡Continúen comiendo! —respondes alegremente mientras les das una sonrisa jovial. Sintiéndose un poco aliviados, apartan la vista de ti y continúan comiendo. Excepto uno.
Inclinándose para susurrarte al oído desde donde está sentado justo a tu lado, Kakucho dice:
—Necesito hablar contigo después de esto.
Luego, reanuda su conversación con Izana.
Una vez que te cansas de estar sentada allí, sin tocar tu comida, tomas tu plato y sales del comedor hacia la cocina, alguien te sigue de cerca. Sabes quién es. Colocas tu plato en el mostrador mientras él enjuaga el suyo y lo coloca en el fregadero. Agarrándote de la mano, te lleva a un lugar donde los dos puedan hablar en privado.
—¿Qué te pasa? Primero lo de anoche, y ahora esto... ¡Oh, por Dios! ¿Acaso no dormiste? ¡No lo hiciste, ¿verdad?! —te cuestiona Kakucho, su expresión normalmente tranquila se transforma en una de pánico.
—Kaku, estoy bien... solo necesito un poco de tiempo para ajustarme —admites; es parcialmente cierto.
—Entonces, ¿para qué era ese frasco de pastillas en tu baño? —agrega. Tu cuerpo se tensa cuando lo dice, esperabas que no las hubiera visto.
—¿¡Pastillas!? —Genial. Otro. Mirando por el pasillo, ves a Kazutora con una expresión similar a la de Kakucho, caminando hacia los dos a un ritmo rápido.
—¿De qué demonios está hablando? —te pregunta Kazutora, mirándote frenéticamente a ti y a Kakucho, esperando la respuesta a su pregunta— ¡Respóndeme!
—He comenzado a tener alucinaciones. Pero no es nada, para eso son los medicamentos —dices simplemente, esperando que tu franqueza los sorprenda lo suficiente como para escapar. No lo hace.
—¡No te vayas! ¡T/N, ¿estás bien?! —Kazutora agarra tu mano y te jala hacia él, pero sientes un escalofrío recorrer tu espalda al mirar más allá de él; todo tu cuerpo se enfría. No ha pasado ni una hora. Kisaki sonríe siniestro y te saluda con la mano.
—¿Qué estás mirando...?
—¡Nada! ¡Por favor, no le digan a nadie sobre esto! —suplicas desesperadamente. Mirándose entre sí, Kazutora y Kakucho asienten lentamente— ¡Gracias! Hablaré con ustedes más tarde, necesito dormir —corres hacia ellos antes de que puedan detenerte y solo te detienes cuando estás en la seguridad de tu habitación.
Agarrando tu teléfono, entras en el baño y miras el frasco de pastillas. Marcando el número de tu doctora, empiezas a tomar una pastilla de vez en cuando, esperando que él deje de mirarte.
—Hola T/N, ¿cuál es el problema?
—Hola, doctora. Necesito medicación más fuerte —vas directo al grano, y ella inmediatamente comienza a escribir en su computadora.
—Enseguida lo soluciono. Iré a tu dirección pronto, aguanta, T/N.
—Rápido. No sé cuánto más podré soportar estando aquí con él —casi gritas, pero mantienes la voz baja para no alarmar a los chicos.
—Está bien... solo recuerda lo que decía la nota, no... —tu teléfono cae al suelo antes de que puedas escuchar el resto de su frase, rompiéndose al impactar. Maldita sea, qué débil. Tu mano temblorosa no pudo sostenerlo más, tu respiración es lenta. Apenas puedes inhalar suficiente aire.
Puedes ver manchas negras en los bordes de tu visión, y un sudor frío cubre tu cuerpo.
—Ah, estúpida hermana, tomaste demasiada medicina —a pesar de estar al borde de la inconsciencia, él sigue ahí. Pero sus palabras te hacen darte cuenta de que el frasco de pastillas está demasiado ligero. Demasiado vacío— ¡Oh no! ¿Dónde están todas tus pastillas...? ¡Desaparecieron! ¡Te las tomaste todas! Espero que mueras y vengas al infierno conmigo. De todas formas, nadie te va a extrañar.
Tal vez nadie te extrañe. Sí, tal vez.
Finalmente dejas que tu cuerpo caiga al suelo, la visión se vuelve completamente negra mientras sientes que tu respiración casi se detiene. Tal vez se detenga pronto.
—¡T/N! ¡ABRE LA PUERTA! —alguien golpea la puerta del baño, que está cerrada con llave. Puedes notar que alguien derriba la puerta justo cuando pierdes la consciencia por completo. No recuerdas nada después de eso.
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𝙏𝙤𝙙𝙤 𝙚𝙡 𝙢𝙪𝙣𝙙𝙤 𝙩𝙚 𝙤𝙙𝙞𝙖 - Tokyo Revengers
Fanfiction--♡ Tokyo Revengers Varios ♡ -- A nadie le agrada T/N, excepto a Mikey. Todos la toleran solo para no molestarlo, creen que ella no nota su odio hacia ella, pero lo hace. (Solo traduzco - Reservados todos los derechos a scaratone)