Capítulo 4: No repito mujeres

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Parsippany-Troy Hills, New Jersey. Casa de Seguridad. Ubicación desconocida.

La mujer frente a mí parecía divertida con la situación, no dejaba de verme mientras tomaba del vaso en sus manos que supongo contenía Whiskey.

No estoy cometiendo ningún acto de ningún tipo. - Digo bastante seria mirándola - Solo fui por un trago, no siempre soy perfecta abogada. Disculpe por arruinar sus fantasías - Termino sarcástica hacia la mujer mayor que suelta una carcajada.

Sus ojos siguen pacientemente cada parte de mi rostro mientras me mantuve estática y no dejaba de seguir mis pequeños movimientos por todo el lugar cuando empecé a recorrerlo.

Créeme que yo lo sé mejor que nadie. – Comenta saboreándose. - Podría comprobarlo nuevamente sin problema alguno...

Suelto una risa sarcástica al escuchar sus últimas palabras y me detengo para verla nuevamente a los ojos.

Entendiendo que los procedimientos de inteligencia nacional dependen de usted... – Digo colocándome detrás de ella en el sofá, para decir lo siguiente en su oído. - Debe estar lo suficientemente ocupada como para no querer comprobarlo en los últimos mmmm 6 meses.

Eso que escucho suena como un reclamo. – Comenta mientras se gira y nuestros rostros quedan a escasos centímetros. - De quién me dijo "una noche y adiós"...

Me río después de escuchar su última frase y vuelvo a caminar hasta quedar frente a ella, que seguía sentada en aquel sillón.

Supongo que estoy aquí por algo más importante para el pueblo norteamericano, que "un acto de irresponsabilidad". – Hablo sin dejar de verla a los ojos mientras me siento frente a ella en la mesa de centro. - De otra manera dudo que me haya contactado.

Aleen Edevane siempre solía vestir de traje de etiqueta, su cargo supongo que así lo exigía, llevaba la misma cantidad de botones fuera de su lugar que la última vez, pero esta vez iba vestida completamente de negro.

¿Qué sabes de tu profesor Noah Carter? - Pregunta con una media sonrisa haciendo alusión al mi profesor de Historia Contemporánea.

Nada más que su hoja de vida, que es bastante limitada para dar clases en Harvard. – Digo sarcástica soltando una pequeña risa. - Supongo que conocer eso no es un problema para usted.

No lo es sin duda. - Afirma mirándome fijamente a los ojos, nuestras miradas se conectaron, se volvieron una batalla de la que ninguna se quería librar, pero que ella terminó ganando con la siguiente pregunta. - ¿Conoces a Charlotte Dupont?

No es un nombre que me haga relevancia. - Respondo intentando no perder la compostura frente a una mujer que debe ser experta en lenguaje corporal.

¿Cuál es la relación que lleva a Aleene Edevane a conocer a mi profesora de democracias modernas y preguntarme por ello?

A ella el tuyo sí le parece relevante. - Dice riéndose remarcando el sí entre sus palabras. - Demasiado para mi gusto...

Eso que escucho suena como celos. – Hablo intentando sacar la conversación del terreno al que está llegando siguiendo su frase del principio. - De quién me dijo "una noche y adiós"...

Me levanté por un vaso con agua y lo encontré en un pequeño Minibar en la esquina de aquella gran sala, las casas de seguridad de estado solían ser muy parecidas y ubicar los objetos prácticamente en puntos iguales.

¿Cómo hiciste para olvidarte de mi Avril Spinster? – Pregunta acercándose al lugar donde me encuentro mientras servía el agua, tomándome por la espalda. - Dame el truco para no desear cada noche, repetir lo que pasó aquel día...

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