Un año después

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EL SIGUIENTE JUNIO

Qyle es buen administrador, demasiado responsable, acostumbrado a trabajar más que otros y ser siempre el que cargaba con la mayor responsabilidad. Era por eso por lo que Dalton solía terminar su día de trabajo y lo encontraba en el local de Cregan, ocupándose de todo para que el día siguiente tuviera menos pendientes.

Estos días Dalton solía terminar más tarde porque las semanas previas al Midsommar los días eran más largos y poco a poco la luz del sol hacia el día más y más largo. Lo cual era bueno para el negocio, los turistas querían ir a las islas, podían pasar más tiempo en ellas y regresar al puerto en la noche.

Qyle cerró el negocio, hizo el viejo camino, el que llevaba a la cafetería donde antes trabajaba, le gustaba verla, al personal que ahora estaba ahí y pensar en lo diferente que era su vida ahora. Dalton no lo dejó más, no quiso separarse de él una vez que iniciaron aquella relación y cuando su visa de trabajo fue rechazada, se casó con él sin pensarlo.

Va distraído recordando lo mucho que era diferente desde hace un año que cuando gira su cabeza y encuentra una escena conocida, tiene que parpadear para darse cuenta de que no es un recuerdo, que lo está viendo ahora.

Es el joven que conoce bien, que le ha servido su comida muchas veces, al cual no tuvo el corazón para corregir que la taza en la que servía su café no era la correcta y que le parecía que bebía demasiado. ¿Por qué no lo corrigió? Porque él venía de un país donde consumían café que no era café, que era una cosa dulce llena de jarabes que lo último que tenía era un chorrito de café mal hecho. Así que, si al joven le gustaba tanto el café real, pues que se sirviera todo lo que quisiera.

Estaba ahí, sólo que no había lindos rizos en su cabeza y parecía un poco menos delgado.

Tal vez no lo era, tal vez sólo era alguien que se parecía mucho, demasiado. Tenía que asegurarse, tenía que descartarlo o confirmarlo y deseaba de verdad con todas sus ganas el confirmar que lo era. Se acerca caminando a toda prisa y cuando está a un paso, le habla.

-Jace.

El joven levanta la vista despegando esta de su celular. Qyle se da cuenta de la sorpresa que sufre al reconocerlo, de un movimiento está de pie y se ha lanzado a abrazarlo.

-Hey, ¿todo bien? -corresponde el abrazo con bastante alegría, de verdad le agradaba verlo una vez más.

-Sí, ahora sí.

Fueron a comer al muelle, frente al mercado, lo que siempre comía, Qyle sonrió al verlo pedir la tradicional sopa de salmón, emulándolo porque en realidad también era algo que disfrutaba mucho. Quería preguntarle tanto, decirle por qué razón se había ido sin decir nada de forma tan inesperada y por qué no se había puesto en contacto de alguna manera.

-Ya no trabajas en la cafetería y Dalton no está en el muelle.

Qyle se da cuenta de que los ha estado buscando, en los lugares usuales donde el verano pasado se conocieron.

-Dalton trabaja esta temporada en las islas, regresa en la noche al embarcadero donde guardan los barcos así que no pasa por este y yo – sonríe con suavidad dándose tiempo de pensar cómo lo dirá y si es esto lo que está esperando saber. – Y, yo, pues ahora me encargo del negocio de Cregan, de la oficina, la que hace los envíos.

La expresión de Jace está un poco en blanco, tal vez nunca había ido allá o conocido a lo que se dedicaba Cregan, tal vez ni siquiera tuvieron tiempo.

- ¿Cregan te dejó su negocio?

-No, claro que no, sólo me encargo de la administración de la oficina, porque toda la venta es por internet – hace una pausa tratando de leer la expresión del joven. - ¿Si sabes a qué se dedica Cregan?

Midsommar SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora