Helada bienvenida

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-Buenos días y bienvenido al lugar más frío de Finlandia.

Winterfell aún no está abierta, falta una hora para que eso suceda, así que entra a una cafetería que se encuentra en la entrada a la propiedad, es exageradamente posible que sea parte del negocio que tienen montado. Un negocio que espera incluya un tour por el castillo y una cita con un miembro de la familia.

-Gracias, sí hace frío para el verano – responde Jace quien no sufre por el insidioso viento que ha soplado desde que llegó.

-Así es nuestro verano – le responde la chica que está lista para tomar su orden. – Perfecto.

-Claro – sonríe un poco tenso - ¿podría traerme un café y waffles?

La mesera levanta una ceja para luego mover la cabeza negativamente.

-El café está bien, pero mejor comes algo más típico del norte, ¿te parece?

-OK

La chica se aleja y Jace mira a los otros pocos comensales, lo que tienen en sus mesas no parece nada tan extraño, así que considera que algo más típico no será nada terrible, pero definitivamente no es un desayuno inglés, que a él no le gusta, ni algo más común, como hot cakes o waffles.

Saca su celular, busca una vez más las redes de Cregan y se encuentra con lo mismo, cuentas que se notan abandonadas y a la que no puede mandar mensajes porque son privadas. Intentó buscarlo cada domingo que le regresaban su celular, pero como atendía a un evento familiar tras otro, casi nunca tenía tiempo para hacer una búsqueda con más cuidado.

Ahora no era necesario, por supuesto, estaba a unos metros del hogar familiar de los Stark, de su negocio y esperaba que de Cregan, que no se haya ido a otro lugar sin decirle nada a Dalton o Qyle. La chica regresa con un plato con avena y una fruta que le parece rara, pan, jamón, queso y un par de huevos duros, además de su taza enorme de café.

-Gracias.

-De nada, espero te guste.

Jace se queda mirando la comida, pero la taza de café es lo que más destaca, es enorme, como aquella que tomaba todos los días creyendo que era normal cuando estaba en Helsinki. Mira la mesa a su derecha, no puede jurar que tomen café, pero tienen tazas pequeñas, mira a la izquierda y es lo mismo, es el único que tiene una taza tan grande.

Algo se remueve en su pecho, tal vez está exagerando, creyendo que algo como una taza de café es una especie de señal del universo cuando sólo es una taza de café de gran tamaño. Espera que Cregan entre y le diga que lo extrañó, que ha estado bebiendo tazas enormes porque no puede dejar de pensar en él.

No sucede, claro que no, debe ser una tonta coincidencia. Hace un sándwich con el jamón y el queso entre el pan que es super suave y al comer ruega porque no sea jamón de reno, aunque espera que eso no exista; luego se come la avena con la fruta que no reconoce, una especie de baya que es muy dulce y deliciosa termina con su taza de café recordando el sabor del que preparaba Qyle y aun esperando por la llegada de Cregan.

- ¿Vas a la granja de renos?

La chica regresa por sus platos, le pregunta eso como si no fuera obvio, los últimos kilómetros en el taxi han sido puro campo nevado, no hay otras propiedades más que el castillo, la granja, la cafetería y una tienda de productos de la granja.

-Sí.

-Toma, un cupón para dar de comer a los renos bebés.

Lo recibe y lo examina, es lo que ha dicho la chica, pero se le hace extraño, ¿por qué le daría eso?

Midsommar SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora