Aurora Boreal

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Se queda sin palabras, han ido mucho más al norte, según palabras de la madre de Cregan, tan cerca de la frontera con Noruega que podrían cruzarla en cualquier momento sin darse cuenta. Hay un gran manto blanco hasta donde alcance su vista, parece que están en diciembre en una escena navideña, los pinos parecen cargados de ramas y soportando el peso de la nieve y la luz del cielo a la que aun llega a la noche.

Aun así, el cielo se pinta de colores preciosos en un espectáculo que nunca antes había visto y son tenues luces que no se perciben con total claridad, de todos modos, le maravillan y se queda ahí, mirando sin hacer otra cosa nada más ha bajado de la camioneta.

-Jace – le dice Cregan al verlo que no se mueve. – Ven, vamos a montar unas tiendas de campaña, poner café a calentar...

El rubio lo toma de la mano, Jace entonces lo voltea a ver, aquello ha sido más sorprendente que todas las luces en el cielo.

-Ahora se ve bonito, pero en un par de horas, cuando oscurezca lo más posible, se verá mil veces mejor, así que no te preocupes, veremos un gran espectáculo.

La madre de Cregan se queda a su lado y le pasa una tacita de café para que entre en calor mientras Cregan, su padre y hermano estaban peleando con las tiendas de campaña.

- ¿Cree que deba ayudar?

-Ay no querido, déjalos, les gusta pelearse con las cosas para hacerlas funcionar – le responde ella.

-Es que lo están haciendo mal.

La madre de Cregan tal vez pensaría que Jace, quien tiene una dulce belleza obvia para cualquiera que tenga ojos, no parece fuerte ni capaz de hacer trabajos físicos de forma fácil. Por supuesto que ella no tenía idea de que si Jace hizo su año de servicio militar fue en las mismas condiciones que los otros con los que lo compartió. Tomó una de las tiendas de campaña que no habían podido colocar, observó la estructura y comenzó a montarla solo y sin necesitar a nadie que lo ayudara.

- ¡Tu novio nos ganó! – grita Bran y salió corriendo a la única tienda armada, Jace lo ve pasar y su mirada va directo a Cregan al escuchar las palabras de su hermano menor. "Su novio", aquello no era ni remotamente cierto, nunca lo fue y tal vez podría no serlo; sin embargo, Cregan no evitó su mirada, no la desvió, no hizo nada para demostrar que le hubieran molestado las palabras de Bran.

Jace entonces tuvo una tonta ilusión y ojalá pudiera ser real, quería tanto que lo fuera.

- ¡Ayúdame! – Sara lo toma de la mano y lo lleva para instalar su tienda, pero Cregan seguía atento, no lo perdió de vista ni un solo momento, hasta que se acercó para pedirle ayuda también con la última tienda.

La instalaron en poco tiempo, porque tal vez Jace sabía cómo hacerlo, pero al tener a Cregan tan cerca se ponía nervioso, sintiendo que podría tener alguna esperanza y no sabiendo cómo comportarse ahora que el rubio no se sentía tan lejano y poco a poco le recordaba su forma de ser al conocerlo.

-Voy a preparar glögi, denme unos minutos.

La madre de Cregan anuncia, Sara y Bran van detrás de ella y el padre de Cregan se queda acomodando las cosas dentro de las tiendas.

- ¿Qué va a preparar tu madre?

-Glögi, es vino con jengibre y arándanos y algunas cosas más, es muy típico de la Navidad – le explica el rubio, está acomodando una colchoneta y cobijas gruesas y esponjosas. – Pero a mi mamá le gusta mucho así que si hace algo de frío ella ya estará preparando glögi.

Midsommar SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora