Camino al fin del mundo

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-No tienen que acompañarme.

Cregan les repite por milésima vez, Qyle y Dalton se miran y saben que deben ser pacientes, las emociones de su amigo están a flor de piel y ha pasado muchas noches sin dormir mientras lograban organizar el viaje.

Ya eran cuatro días desde el día en que Jace partió de Winterfell.

-Te acompañaremos, pero definitivamente volaremos en Ryanair – anuncia Qyle mientras termina de comparar los vuelos y siendo uno sin escalas y el del mejor precio, se decide por ello. Aunque todo mundo sabe que esa aerolínea es barata porque es demasiado básica, no tomarán ese vuelo pensando en las comodidades del viaje, más bien en el objetivo al llegar.

- ¿No se va a caer el avión? -pregunta Dalton mirando el total que cargaran a su tarjeta de crédito.

-Obvio no, pero llegaremos con dolor de espalda – responde Qyle hablando de los asientos tan malos que tiene esa aerolínea. Cregan se ha quedado callado, mirando la pantalla, llena sus datos personales cuando tiene que hacerlo y terminado el trámite, vuelve a sentarse en el sillón donde ha estado toda la mañana, mirando esa cuenta de Instagram que se hizo Jace en los días pasados y donde había compartidos fotos que le traían buenos recuerdos.

- ¿Cregan?

Dalton se acerca a su amigo, parece perdido en sus pensamientos mientras pasa foto tras foto hasta llegar a la última y luego, empieza de nuevo.

-Debí tragarme mi orgullo y simplemente aceptar que quería retomar donde lo dejamos.

-Tenías derecho a estar herido y a responder con cuidado.

- ¿Y a dónde me llevó a eso? Desperdicie días ignorándolo en lugar de simplemente...

-Basta – Qyle cierra de golpe la computadora después de terminar el proceso de compra, da un salto para bajar del banco y pone esa expresión de molestia que tanto le gusta a Dalton cuando tiene que hacer ese movimiento para bajar del banco que está hecho para gente que supera el 1.80 de altura. – Vayan a empacar, sólo lo que queda en una mochila, documentar en esta cochinada de aerolínea cuesta mucho y no te dejan llevar maleta en cabina.

Los dos se le quedan mirando como si no entendieran nada, Qyle recuerda que nos les dijo nada sobre el vuelo que acaba de comprar para los tres.

-Tenemos dos horas para llegar al aeropuerto, el vuelo sale a las 5 de la tarde, ¡vámonos!

Se alojan en un Airbnb a dos calles del Museo de Londres, ninguno de los tres ha estado antes en la ciudad, les ha costado un poco entender el metro para llegar del aeropuerto hasta el pequeño departamento que han rentado.

Cenan en un puesto de la calle, pescado y papas, Qyle mira las calles tan llenas de gente y vehículos, le susurra a Dalton que le gusta más donde viven y Cregan es testigo de la manera en que ambos se besan y se prometen regresar a casa y estar siempre juntos.

Dalton no perdió el tiempo con Qyle una vez que estuvo seguro de que le interesaba y no lo dejó ir nunca más. Él debió hacer eso una vez que Jace viajó tanto solo para verlo, ¿por qué no lo hizo? ¿Por qué se tuvo que comportar como si no le interesara más, como si un año fuera un obstáculo tan grande?

Definitivamente fue un idiota, pero en realidad tenía miedo y había dolido tanto.

Se acomodan en el departamento, les deja la habitación a sus amigos y él se queda en el sillón de la sala, de todos modos, no cree poder dormir, el insomnio lo ha golpeado como nunca en la vida y es sólo el cansancio el que hace que finalmente cierre los ojos. Pero pasó una hora nada más y se despertó de nuevo y tal vez fue porque estaba muy estresado o por algo más. Al revisar su celular lo encuentra en línea, pero es sólo cosa de segundos hasta que ya no lo está y la desilusión casi hace que aviente el celular lejos de él.

Midsommar SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora