𝟣𝟣 𝗈𝗉𝗉𝗈𝗋𝗍𝗎𝗇𝗂𝗍𝗂𝖾𝗌 𝖺𝗇𝖽 𝖺𝗐𝖺𝗄𝖾𝗇𝗂𝗇𝗀𝗌

1.4K 222 23
                                    

Los pasillos de la Fortaleza se encontraban vacíos, no había señal alguna de los innumerables sirvientes que cruzaban día a día cada lugar del castillo y tampoco veía a ningún guardia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los pasillos de la Fortaleza se encontraban vacíos, no había señal alguna de los innumerables sirvientes que cruzaban día a día cada lugar del castillo y tampoco veía a ningún guardia. Pudo notar por el rabillo del ojo como una sombra daba vuelta en uno de los corredores, la sensación de seguirla se apoderó de él y sin pensarlo mucho decidió hacerlo.

La vio ingresar a una de las muchas habitaciones que había dentro de la Fortaleza, caminó con rapidez para tratar de alcanzarla. Cuándo Daemon abrió la puerta lo primero que notó fue el fuerte aroma a sangre que provenía de la habitación. Todo estaba oscuro y una sensación de frío le recorría por el cuerpo, comenzó a caminar hasta que se percató de que había alguien más ahí con él.

Era Dellaena, sus ojos aún conservaban evidencia de que había estado llorando, trató de acercarse a ella pero algo lo detuvo abruptamente. Su vestido estaba cubierto de sangre, la figura de una daga sobresalía del lado derecho de su torso, Daemon comenzó a entrar en pánico, intentó tocarla pero su mano la atravesó.

— ¿Siempre hay alguien que termina pagando por tus errores, no es así? — Su voz sonaba cansada. La mancha de sangre en el vestido de Dellaena seguía haciéndose cada vez más grande.— Todo esto es culpa tuya.

— No...— Respondió mientras intentaba acercarse una vez más.— Dellaena, mi niña... por favor.

Cuándo su mano finalmente alcanzó la de su hija Daemon pudo sentir lo fría que estaba, podía notar como los latidos de su corazón aumentaban conforme a su creciente pánico.

— Dile a Aemond y mi madre que lamento romperles el corazón.— El agarre en su mano se hizo más fuerte al escucharla decir aquellas palabras.

— ¿Por qué dices eso? Cariño estarás bien, no tienes que disculparte con nadie.— Su voz temblaba ligeramente. Se rehusaba a la posibilidad de perder a su hija, él y Rhea no lo soportarían.

— Geros, ila, kepa.— Dellaena respondió mientras lo abrazaba con fuerza.

Las lágrimas que Daemon había estado conteniendo con todas sus fuerzas finalmente se deslizaron por su rostro. Rodeó a Dellaena con ambos brazos y la apretó contra él con algo de fuerza, no quería soltarla, si no la soltaba entonces ella no se iría a ningún lado.

Abrió los ojos y se incorporó de golpe, estaba cubierto de sudor y podía sentir la humedad en sus ojos, señal de que había llorado. Observó todo a su alrededor y se percató de que estaba en sus habitaciones, había vuelto a tener una pesadilla.

Salió de la cama y se dispuso a cambiarse de ropa, necesitaba ver cómo se encontraba su hija, habían pasado alrededor de dos días desde el atentado y aún debían hacer muchas cosas. Camino a las habitaciones de Dellaena se topó con Gerold, se había negado a irse después de lo sucedido con su sobrina.

— ¿Cómo está Rhea? — Le preguntó en cuanto llegó a su lado.

— Se volvió a desmayar, la lleve a una habitación cercana para que descanse.— Después de todo lo sucedido Rhea había estado muy alterada, no comía y tampoco dormía, al final su cuerpo colapsó.— No te preocupes, Mya está con ella.

𝖫𝖤𝖳 𝖳𝖧𝖤 𝖫𝖨𝖦𝖧𝖳 𝖨𝖭 ; Daemon TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora