~cap.1 "Anthony"~

4 2 0
                                    

19/11/1893

Es una fría mañana en Fleet Street. Hace bastante frío, la gente lleva enormes pero elegantes abrigos de todos los colores y formas. Algunas personas están vendiendo productos, otras las miran o compran, otras solo pasean y salen de sus casas para empezar un nuevo día, etc. Pero, está historia empieza en el sótano de una tienda de antigüedades bastante famosa por la zona. En dicho sótano, no muy grande, sucio lleno de trastos y objetos viejos se encuentran dos jóvenes. Uno de ellos está recostado en una esquina tapado con una pobre manta de tela fina. El chico no se ve muy bien... Tiene la piel muy pálida, ojeras y parecía tener mucha fiebre. Por desgracia este padecía de tuberculosis. Al lado del enfermo se encontraba otro joven parecido a este, tal vez serían hermanos, ambos tenían el pelo claro al igual que sus ojos, con rasgos parecidos como su fina nariz o sus pecas cubriendo sus caras. Le daba suaves toques con un paño húmedo caliente en la frente. Su cara de preocupación le llamó la atención a su hermano.

–hey, ¿otra vez con esa cara? No tienes de que preocuparte... Me pondré mejor en unos días...–
Dijo el enfermo con una voz  débil.
–No, Charlie... ¡No puedo dejar de estar preocupado cuando padeces de una de las enfermedades más peligrosas de todo Londres! Y sabes que estamos en una situación muy difícil, solo míranos, estamos tirados en el sótano de una tienda de antigüedades...–
Mencionó Anthony con ojos llorosos.
Hace un tiempo que llegaron a la tienda, el padre de ambos jóvenes enfermó terriblemente y viajó a Alemania con su hermana para curarse en las verdes praderas. Sus hijos Charlie Williams (el mayor) y Anthony Williams (el menor) prefirieron quedarse en Londres intentando ganar un poco de dinero para visitar a su padre de vez en cuando, habrían sido una carga pesada para su padre y eran conscientes de ello, por eso tomaron aquella decisión. Ahora viven como pueden en el sótano de una tienda de antigüedades dirigida por un hombre anciano humilde y bondadoso, que decidio dejarles quedarse allí para tener al menos un sitio donde quedarse cuando lloviera fuertemente en las frías calles.

El tiempo pasó volando y antes de que Anthony se diera cuenta ya eran las 2pm.
Pudo escuchar unos débiles pasos que bajaban por las escaleras de madera hasta llegar al sótano. Rápidamente Anthony se cubrió con una manta de tela grande encima de el y su hermano mientras Charlie le hacía gesto de guardar silencio. Los pasos se acercaron un poco más cuando una rígida y rasposa voz les habló.
–Tranquilos jóvenes, soy yo, no tenéis que esconderos.–
Era el anciano vendedor de antigüedades. Los dos hermanos se destaparon lentamente con un gesto de alivio. El anciano era el único que sabía de la existencia de Anthony y Charlie ya que, si la familia de este se enterara que tenía escondidos a dos adolescentes enfermos y sucios los echarían de patadas a la calle.
–Anthony, acércate querido–
Pidió amablemente el anciano haciendo un gesto con la mano. Anthony se levantó y se acercó a el mientras se preguntaba que recado le pediría hacer el anciano hoy.
–¿Necesita algo señor Brown? Es otro recado ¿Cierto?– preguntó dudoso el joven.
–Si, tú lo has dicho, está vez podré daros un pan entero a cambio.– mencionó con una cálida sonrisa
Los ojos de Anthony y los de su hermano se pusieron como platos, un pan entero era más que suficiente, y sabían que el anciano lo necesitaría más que ellos.
–P-pero señor, usted lo necesita más que nosotros, no podemos aceptar-...–
El anciano le hizo un gesto con su mano arrugada.
–no os preocupéis, sé que una tifus se cura comiendo bien, y creo que lleváis sin hacerlo varios días, os lo merecéis más que este viejo anciano–
Los ojos de Anthony se volvieron a poner llorosos y sin poder evitarlo le dió un gran abrazo al anciano, este se lo devolvió. Anthony era un joven de 17 años bastante amable, humilde, positivo, bueno y bondadoso, y eso escaseaba en los jóvenes de aquella zona.
Sin pensarlo ni un minuto más, se preparó, se ató los zapatos y se puso su descosida gorra, ya estaba listo para hacer el recado.

The Dead Swans LakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora