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EL LUNES LLEGÓ POR LO TANTO TENDRÍA QUE IR otra vez a clases. Suspiro con ánimo a pesar de que era un horrible lunes. La castaña desayuno con la compañía de su mayordomo teniendo un momento cálido y hogareño. Después de volver a su habitación para cepillarse los dientes, tomó su bolso de escuela y sin más partieron hacia la Universidad.
Al llegar se despidió de Gu-won con un beso de mejilla. Soltó un último suspiro antes de sonreír y adentrarse a su escuela, su mente estaba más aliviada ya que su visita a la casa Cullen había salido de maravilla. Incluso Alice propuso ir de compras algún día y por supuesto que Kang aceptó.
Llegó a su casillero sacando de ahí algunos Cuadernos que necesitaría hoy. Pero de repente un ruido a su lado la hizo voltear y sus orbes miel se abrieron de alegría al ver a Jasper y Edward.
— ¡Edw, Jass! — Saludo dejando de lado su casillero para abrazar a los hermanos.
— Buenos días, linda. — Edward sintió el peso de sus días desaparecer al ver la linda sonrisa de su compañera. Abrazando la con fuerza y olfateando el aroma a vainilla de su cabello. — ¿Como dormiste? ¿Soñaste con nosotros, uh?
Las mejillas de la chica se sonrojaron por las palabras de su amigo.
— D-dormí bien. — Susurro separándose del abrazo. — Y no, no soñe con ustedes.... ¿Acaso tú si soñaste conmigo? — Sonrió con satisfacción al ver que su amigo desvío la mirada.
— Ah, te despertaste muy graciosa, Ángel. — Susurro el rubio con una sonrisita. Volvieron a retomar camino hacia el aula –pues tenían una clase los tres juntos–, wony saludaba con una sonrisita amable a todos los que la saludaban. Jasper y Edward rodaron los ojos observando de manera intimidante a los chicos que le dirigían la mirada a su compañera.
— ¡Nyny! — La voz de Angela la hizo sonreír con alegría. — ¡Te extrañe!
Con una risita la chica se lanzó a abrazar a su amiga, restregando su mejilla contra el pecho de la más alta. Los hermanos sintieron una gotita de sudor bajar por su cien al imaginar la imagen de una pequeña conejita.
— ¡Angelita! — Exclamó emocionada de ver a su amiga. — ¿Por qué no me has venido a ver todos estos días? — hizo un puchero en modo de berrinche.
La más alta se puso nerviosa por el simple hecho que a alguien le molestaba que se acercara a la castaña.
— U-uh... Es que estaba algo ocupada. — Susurro apartándose del abrazo. Wony noto que mentía, por lo que una expresión de decepcion de instaló en ella, aunque rápidamente le dio una sonrisa forzada a su amiga.
— Oh, entiendo Angelita. — Su voz se escuchó un poco más baja de lo normal. — Entonces, cuando tengas tiempo tal vez podamos pasar juntas el recreo.
