El exorcista de las pesadillas americanas

Capítulo 52: La extraordinaria Hayley

Capítulo 52: La extraordinaria Hayley

"¡Padre York!"

"..."

Cuando apareció el Padre York, inmediatamente se convirtió en el centro de atención, atrayendo las miradas de todos los presentes.

La multitud giró la cabeza hacia él como suricatas percibiendo el peligro.

"Padre York..."

El padre York asintió, mirando primero a los Beck y a Geoffrey, luego recorriendo con la mirada la habitación, evitando alegremente cualquier mención de los acontecimientos de la noche anterior.

"Buenos días a todos. ¿Estaban todos esperando a que abriera las puertas?"

Al ver la actitud del sacerdote, todos se abstuvieron con mucho tacto de mencionar la noche anterior y asintieron inconscientemente.

La sonrisa del padre York permaneció inalterada. Hizo la señal de la cruz, lo que probablemente le valió una nueva hornada de seguidores.

"Dios ve tus esfuerzos."

Diciendo esto, el padre York se dirigió hacia la tranquila iglesia.

"Adelante."

"Sí, Padre."

La gente los siguió en silencio, seguidos por los Beck y Geoffrey. Cuando entraron, la iglesia, habitualmente tranquila, empezó a cobrar vida y vitalidad.

Este cambio, diferente de lo habitual, resultó bastante agradable y el padre York pensó en contratar a alguien para que ordenara la iglesia y se encargara de las hojas caídas que se acumulaban en el exterior.

"No es correcto confiar siempre en la congregación para la limpieza, aunque ellos lo hagan voluntariamente y encuentren satisfacción en ello".

"..."

"¡Padre! Gracias por tu ayuda anoche".

Otra pareja joven vino a expresar su agradecimiento.

El padre York, que estaba a un lado, respondió con una suave sonrisa.

"Es la directiva de Dios."

La joven pareja intercambió una mirada, sonrió y asintió con la cabeza en respuesta. Luego colocaron algunos billetes en la caja de donaciones, inclinaron la cabeza ante el padre York y se marcharon, decididos a regresar en el futuro.

El padre York, manteniendo su sonrisa, hizo la señal de la cruz y se inclinó en respuesta.

"Dios te bendecirá, Amén."

Una a una, la gente fue avanzando, pero lo que más le llamó la atención fue una señora y su hija.

La muchacha, que llevaba una sudadera roja con capucha, tenía los ojos muy alerta y no dejaba de hacerle preguntas. La última pregunta, en particular, le llamó la atención.

Ella preguntó si se encontraba con un asesino psicópata extremadamente vil, posiblemente responsable de la muerte de su amiga pero sin pruebas, y si quería ejecutar a este psicópata ella misma, ¿la apoyaría el sacerdote?

Una pregunta tan brutal hizo que el padre York observara atentamente a la muchacha, que parecía tener unos quince años, tenía el pelo corto y un comportamiento vivaz y enérgico.

"Creo que deberías decirles esto a los dos policías. Si lo que dices es cierto, definitivamente llevarán al asesino ante la justicia".

Pero Hayley Julia, la niña, miró a los Becks y a Geoffrey sentados en los bancos, metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y suspiró como una adulta.