El exorcista de las pesadillas americanas

Capítulo 63: Residentes y agentes de policía

Capítulo 63: Residentes y agentes de policía

Un barrendero, como su nombre lo indica, es un rol profesional que se refiere a los trabajadores de saneamiento urbano responsables de limpiar y recoger la basura y transportarla a los puntos de recolección designados.

Sin embargo, en algunos rincones menos respetables, hay un grupo de personas que también se hacen llamar barrenderos.

Sin embargo, estos barrenderos de otro tipo se encargan de un tipo de limpieza menos convencional: incluso limpian escenas del crimen en busca de asesinos, borran pruebas y eliminan obstáculos.

A menudo reciben una cantidad considerable de dinero de asesinos o cazarrecompensas.

Al recordar la llamada telefónica realizada por el temible asesino, York tomó su teléfono celular y marcó un número.

"Hola, Old Boys Cleaning Service, ¿qué necesitas limpiar?"

York miró la suciedad que había en la puerta. No estaba familiarizado con el mundo de los asesinos y no sabía cómo expresarse: si mencionar el cuerpo directamente o usar algún otro eufemismo.

Después de pensarlo un poco, York dijo con calma:

"Órganos de animales y algo de carne humanoide, eh, y tomates podridos, sí, mucho ketchup..."

"¿Mmm?"

Claramente, las palabras de York desconcertaron momentáneamente a la recepcionista de Old Boys Cleaning Service.

York frunció el ceño ligeramente y empezó a surgir la duda sobre el profesionalismo de la empresa.

Afortunadamente, la recepcionista respondió rápidamente: "Está bien, señor, ¿puedo tener su dirección?"

La expresión de York se suavizó cuando dio su dirección y confirmó la ubicación.

"...Iglesia Plutón..."

"¿Iglesia Pluto? Muy bien, señor, nuestro equipo de limpieza llegará en breve. Espere un momento y gracias por llamar".

Al colgar, York se sintió aliviado, pero pensar en los muebles que había dentro todavía le hacía frotarse la cara con angustia.

"Ah, necesito cerrar mañana y salir a comprar".

En ese momento se oyeron pasos apresurados, más caóticos y frenéticos que antes.

El corazón de York se agitó, pero no extendió la mano para coger el SHAK-12 que tenía a su lado. En cambio, miró hacia la puerta que se encontraba a unos diez metros de distancia.

Después de siete u ocho segundos, surgieron exclamaciones.

"¡Dios mío! ¿Qué pasó aquí?"

"..."

Un grupo de personas armadas apareció en la puerta: hombres viejos, de mediana edad y jóvenes, cada uno con sus propias escopetas y rifles, que entraron corriendo con expresiones ansiosas al ver la sangre y la suciedad derramándose afuera.

"¿Está bien el padre York?"

"..."

Mientras sus comentarios preocupados caían, de repente vieron a un sacerdote alto y con túnica sentado en los escalones, sonriéndoles.

—¿Padre York? —Todos estaban estupefactos, con los rostros llenos de confusión.

"Sí, buenas noches a todos."

Al ver a estas personas en pijama, listas para la acción, y sus rostros ansiosos, una calidez llenó el corazón de York.

Se trataba en su mayoría de residentes cercanos a la iglesia. Incluso sin la perspectiva de su vida pasada, el solo hecho de que él, como sacerdote, hubiera incitado a ciudadanos estadounidenses armados a acudir en su ayuda fue todo un logro.