Capitulo 3

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Alastor estaba recostado sobre el sillón que estaba frente a la ventana, mirando hacia afuera mientras sus pensamientos se iban a sus recuerdos vagos:

Flashback–

Primera vez:

Alastor estaba sentado en su sala, disfrutando de la música que resonaba desde su radio. Era uno de esos raros momentos en los que se sentía en paz, hasta que Lucifer entró abruptamente en la habitación. Su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y furia, algo que Alastor no estaba acostumbrado a ver.

—¿Qué ocurre?

Preguntó Alastor, bajando el volumen del aparato.

Lucifer caminó hacia él con pasos rápidos y decididos, como si intentara controlar una tormenta interna. Se detuvo frente a Alastor y le entregó una carta.

—Explícame esto.

Alastor tomó la carta y la leyó rápidamente. Era una invitación para un evento en el infierno, dirigido específicamente a él, sin mencionar a Lucifer. El tono de la carta sugería que su presencia era indispensable, y la firma al final pertenecía a un demonio influyente que había estado intentando acercarse a Alastor durante un tiempo.

—No tenía idea de esto.

—¿De verdad? Porque parece que alguien quiere quitarme lo que es mío.

Alastor levantó la mirada, con sus ojos entrecerrados.

—No soy una posesión, Lucifer.

Hubo un momento de silencio, cargado de tensión. Lucifer podía sentir cómo se deslizaba el control de la situación de sus manos, y en su mente, una decisión rápida se formó. Dejó caer la dureza de su expresión, reemplazándola con una sonrisa suave y triste.

—Tienes razón, no lo eres. —Lucifer suspiró—. Lo siento, Alastor. Solo… temo perderte. Sé que a veces soy demasiado posesivo, pero es porque te amo más de lo que puedo soportar.

Las palabras acariciaron las inseguridades de Alastor, haciéndole bajar la guardia. Se sintió culpable por haber dudado, por no haberle dado a Lucifer el beneficio de la duda.

—Está bien.

Dijo Alastor, dejando la carta a un lado.

Lucifer sonrió, satisfecho de haberlo manipulado para que olvidara la tensión que él mismo había creado.

Segunda vez:

El salón estaba decorado con las más finas sedas y el brillo de miles de velas, reflejando la grandeza del infierno. Alastor había estado esperando este evento durante semanas; Lucifer le había prometido que pasarían la noche juntos, disfrutando de la fiesta como una verdadera pareja.

Sin embargo, mientras la noche avanzaba, Lucifer se fue apartando de su lado, cada vez más enfocado en los asuntos de otros demonios influyentes. Alastor, a pesar de su naturaleza orgullosa, se encontró solo en medio de la multitud, observando cómo Lucifer le daba la espalda una y otra vez.

Cuando la fiesta terminó, Alastor se dirigió a su habitación, sintiendo el frío de la decepción en su pecho. Minutos después, Lucifer entró, notando de inmediato la distancia que se había creado.

—¿Estás molesto?

Preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Alastor no respondió de inmediato. En lugar de eso, se desabotonó lentamente los puños de su camisa, intentando calmar su frustración.

•El Arte del Engaño•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora