Capítulo 4: Lo Que Nunca Dijimos

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Nos sentamos en la cama,

el mundo reducido a este espacio,

donde nuestras almas se encontraban,

desnudas, sin temor al pasado.


Las palabras fluyeron como un río,

confesiones guardadas,

amor nunca olvidado,

y disculpas que sanaban heridas.


Había dolor en cada mirada,

un amor que no podía ser,

pero en esa noche, nada importaba,

solo tú y yo, en este momento eterno.


Hablamos de lo que fue,

de lo que pudo haber sido,

de un futuro que nunca llegó,

pero que aún vivía en nuestros corazones.


Sentí tu mano en la mía,

firme, cálida, segura,

y supe que, aunque imposible,

este amor siempre sería nuestro.


Las horas pasaban,

pero la noche parecía infinita,

un refugio donde podíamos ser,

sin las cadenas de la realidad.


Nos miramos,

con lágrimas que no se derramaron,

y sonrisas que ocultaban el dolor,

sabiendo que este momento sería todo lo que tendríamos.


La noche nos envolvía,

y en cada palabra, en cada silencio,

sellábamos nuestro destino,

en esta, nuestra última confesión.

Una Última NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora