Capítulo 5: El Sabor de Tus Labios

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La noche avanzaba,

el frío afuera era ajeno,

dentro, el calor de nuestros cuerpos

era lo único que sentíamos.


Nos acostamos en la cama,

el silencio se rompió con un suspiro,

el roce de nuestras pieles

despertaba deseos latentes.


Tus manos encontraron las mías,

y en ese contacto,

el mundo dejó de existir,

éramos solo nosotros, nada más.


Cada beso era un juramento,

cada caricia, una promesa

de un amor que no moriría,

aunque esta fuera nuestra última vez.


Tus labios en mi cuello,

tu aliento en mi piel,

el latir de mi corazón

que solo tú podías escuchar.


Nos amábamos sin prisa,

como si el tiempo nos perteneciera,

como si esta noche

fuera la única que importara.


En el calor de nuestros cuerpos,

en el ritmo de nuestros corazones,

encontramos un refugio

donde el amor era eterno.


Nos miramos a los ojos,

y en ese instante, lo supimos,

no habría más noches como esta,

pero esta noche lo era todo.


El amor fue nuestra canción,

y mientras la luna nos observaba,

hicimos el amor,

como si no existiera un mañana.

Una Última NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora