Capítulo XXI - Parte I

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—Por favor explícanos, ¿cómo pretendes hacerlo exactamente, V?—preguntó Volpe. Su voz era demandante, me ponía a prueba, él quería seguir midiendo mis límites. Lo que el pelirrojo no terminaba de entender, era que yo ya había perdido cualquier nivel de sensatez y de límite, yo solo quería salvar a Mateo—. El único dato que tienes son las iniciales de un jovencito, y a lo que a mi concierne, pudo haberlas inventado. A.B en Fragile Rosé, C.D en el pueblo vecino—se burló—, me parece todo muy incoherente, y tú—me señaló con su copa—, fuera de razón.

—Estoy dispuesto a ayudarte, Vero—irrumpió Theo nuestra discusión con una cálida sonrisa. "Mátalos con amabilidad" diría Selena Gomez. Vi a Mel sonrojarse un poco y al resto de los presentes verlo llenos desconcierto. No lo expresé, pero me sentí agradecida de tenerlo—. ¿Cuál será el primer paso?—continuó diciendo mientras se acomodaba sus anteojos listo para la acción.

Silencio.

—¿Qué?—se encogió de hombros cuando se dio cuenta que nos había impactó su comentario—. No me molestaría tener a otro humano aprendiz de magia en la familia—se atrevió a decir.

Volpe, casi lo calcina con la mirada.

—¿Entonces sí vas a hacerlo?—me insistió el zorro con lentitud, como si quisiera que de las dos opciones me inclinaría por el "no". Tenía sus ojos clavados en los míos y entre nosotros dos, sobraban las palabras, por lo que, en respuesta, me limité a asentir con la cabeza—. Ok—vi su mandíbula tensarse, hacer su copa a un lado y en un impulso nervioso tamborileó los dedos en la mesa—. Esta vez no estaré para apoyarte—concluyó.

Abruptamente el zorro se levantó de su asiento. El ruido de su silla al chocar en el suelo de mármol me hizo dar un pequeño respingo.

—¡Volpe!—lo intenté frenar.

<<Soy un tonto por seguir desilusionándome>> me respondió enfadado y herido.

Él no podía cambiar sus sentimientos y yo no podía cambiar mi decisión. Así que, solo me quedó verlo alejarse hasta que salió del comedor.

Los espíritus del bosque llegaron a la acción, uno levantó la silla mientras que otro tomaba el plato y copa del lugar de Volpe, lo siguiente que escuché fueron los platos tintineando rumbo a la cocina.

—Bueno, eso sí que salió bien—comenzó a decir René terminando el silenció incómodo.

—Tienen que invitarme más seguido a estás cenas—pidió Kang emocionado. El hechicero tenía los ojos abiertos, se notaba que no quería perderse del mínimo detalle, algo así como si estuviera viendo una película de Tarantino—, las de mi academia son aburridísimas.

Enea se frotó el entrecejo. Seguro estaba por dolerle la cabeza.

Sí, más que pertenecer a la élite de magia, éramos un circo y no precisamente el du Soleil.

—¿Cuál es tu brillante plan, Verónica?—interrogó la pelinegra en un tono burlesco. Sus afilados ojos me juzgaban. Era claro que para ella y Volpe, yo era un caso perdido, cometiendo error tras error, siendo una vergüenza—, ¿terminar de poner la casa de cabeza?—soltó

—A mí me agrada—opinó Kang, al parecer era el único cómodo.

Enea, chasqueó los dedos y enseguida su pareja emitió un chillido de dolor.

—¡Solo estaba jugando!—se quejó sobándose la nuca—. ¿Cuál es la necesidad de tirarme del cabello?

—Que no se te olvide que yo sé jugar mejor y que esto no es un chiste.

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⏰ Última actualización: Aug 29 ⏰

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La bruja que jugaba con el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora