Miley padece de Dermatitis Atópica.
Nunca ha sido fácil para ella relacionarse con los demás. Su niñez fue dura y no cambió del todo llegando a su adolescencia. Pensaba que no podría ser peor, sin embargo; Miley cambió de escuela debido al trabajo d...
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A Miley no le gustaba el verano.
En realidad odiaba el verano con todo su ser y odiaba sentir el calor quemando su piel como si fuera una carne asada.
Cuando era pequeña, su madre la llevaba a toda clase de cumpleaños con el fin de poder integrarla a un grupo de amigos y que no se sintiera como una completa rara. Ella no podía decirle que «no», ya que se ponía completamente feliz cuando alguien era bueno con Miley. Sin embargo, al asistir al cumpleaños de Brittany, una niña que se sentaba frente a ella en las clases; comenzó a pensar lo mucho que odiaba estar rodeada de personas y lo detestable que era tener que responder a sus estúpidas preguntas. Estaba sudando, tenía comezón en las manos y las piernas se estaban secando más de lo normal.
De repente, escuchó a su madre decir:
—Lo sé pero aún así me siento preocupada.
—No tienes que preocuparte tanto Lucy. A veces no se le nota. Es buena haciendo amiguitos, ¿no?
¿Cómo es que creían que no estaba oyendo todo? pensó Miley. Estaba a unos metros de ellas, fingiendo que estaba feliz de jugar a la pelota con Tommy.
—Aún tiene nueve años, no quiero que se aísle sólo por su enfermedad. Aunque lo tiene controlado.
—Tú y Jack hacen lo que pueden.
—Ojalá pudiéramos más. No nos gusta que se sienta triste, simplemente porque a veces está incómoda y tiene comezón por todo el cuerpo.
Al escucharlas, la mirada de Miley fue hacia sus brazos. En ese momento... quería rascarse y lo hizo con intensidad. La comezón empeoraba en los momentos de estrés.
—No deberías rascarte —dijo Tommy cuando se acercó a ella. Ella lo miró mientras lo hacía cada vez más fuerte.
Cuando sacó la mano de su brazo y lo extendió para tomar la pelota; el niño se alejó horrorizado.
—¿Qué tienes? —le preguntó.
—Me vas a contagiar.
Miley se sintió completamente ofendida porque no era contagioso. Aunque, al ver sus manos completamente brotadas, rojas y con un leve líquido debido a las pequeñas ampollas que salían de allí... Cualquiera pensaría que era contagioso. Un Tommy de 8 años salió corriendo sin esperar una explicación al respecto.
A los 12 años, no volvió a ir a un cumpleaños. Podría haber ido sí, pero su madre había fallecido en un accidente y su padre solía saber y tener entendido que ya no le gustaba estar rodeada de personas. Ojalá su madre hubiese dormido mejor ese día... Siempre quería lograr sus objetivos poniéndose en riesgo ella. Aquellos días habían sido tan dolorosos emocionalmente y físicamente también. Miley estaba tan estresada por todo que su papá insistió en aumentar la dosis de las pastillas hablando con el doctor.