Capítulo 35

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2 semanas después

los chasquidos de gotas de lluvia despiertan mi mente, abro los ojos bien abiertos y veo que todavía estoy en un peligro indescriptible, ahora no sé hacia donde va mi vida, no sé quién podrá ayudarme. Tengo que vivir así fingiendo que no sé nada, prendo la pantalla de mi celular contando las horas, los minutos y los segundos que me quedan de vida. el sol vuelve aparecer en el cielo, las nubes grises se han ido, se ha estampado un color rosa entre azul en el cielo, reflejando esperanzas aunque no se si todavía queden.

los colunpios vuelven a sacarme una sonrisa, estoy aquí sentada en un columpio que no resuelve los problemas de la vida. ¡Que ridícula soy! ahora debería estar protegiendo a mi familia, no logró imaginar lo que puede llegar a pasar.

No quiero ver a nadie, quiero estar sola, aquí para siempre. Nada dura en la vida, estoy sentada en un estúpido columpio que no resuelve ¡NADA!

escucho el canto de una mujer cerca del parque, parecía a la de Kate, acomodó mis cabellos y me hago una coleta, me enderezó en el columpio y respiro hondo, mis lágrimas salen desesperadamente de mis ojos. con mis manos me tapo los ojos, para que nadie vea mis ojos débiles, suelto un quejido de mi tristeza.Vuelvo a ver el cielo con una mirada de indiferencia y de soledad, esperando que alguien me grite y me diga que no tenga miedo, bajó la mirada hacia mis zapatos. ¿Dios mío que es lo que voy hacer?

Sólo soy una adolescente, no estoy todavía lista para combatir con esto, soy solamente una chica inmadura e infantil que no ha entendido la vida aún. las sombras se han descubierto, ya nada en mi vida volvera hacer igual. dos niños jugando me miran fijamente a los ojos con una mirada de extrañeza, yo le enarco una ceja y el primer niño de cabellos castaños claros baja la mirada, el segundo niño de ojos negros con cabellos rojizos me mira extrovertido y me esboza una tierna sonrisa, el primer niño me levanta la cabeza y me mira avergonzado.

-Señorita- dice el niño de cabellos rojizos- ¿Le pasa algo?

yo me quito las lágrimas del rostro, y abriendo bien los ojos, el niño parecía muy tímido.

-No, nada - dije apartando la mirada hacia ellos.

-No le creó, Señorita.- dice el niño de cabellos castaños claros.-Cuando uno llora siempre le pasa algo, significa que usted no esta bien.- dice el niño dándome un abrazo.- Espero que se sienta bien, sólo es algo efímero - el niño de cabellos rojizos, arranca una rosa roja y me la regala.

-Gracias, es muy amable de su parte- ¿Cuales son sus nombres?

-Me llamo Martín - dice el niño de cabellos rojizos y señala al niño de cabellos castaños claros.- Él se llama Matt

-Mi nombre es Willow- dije estrechando su mano.- Me gusto haberlos conocido.

los dos niños se fueron corriendo hacia una pareja joven, me levanto del columpio, mirando de nuevo al cielo, miro la hora de mi celular eran 5:30 p.m.

No quería ir a casa, pero no me queda de otra, el gesto de esos niños fue muy humano de su parte, aunque yo también fui cómo ellos "ingenua".

Mire los arboles excelsos y altos, el cielo se oscurecía cada vez más rápido, entre a mi casa y veo que Richard y Ángela están hablando.

Ángela me mira fijamente a los ojos y me sonríe, ¡que extraño!
ella jamás me sonríe, ¿que ahora tiene un poco de compasión conmigo?

-Hola Willow—saluda ella con ojos contentos.

-Hola Ángela - dije sin atención alguna.

Richard mira Ángela con una mirada fría, yo bajo la mirada y Richard me mira con ojos amenazantes, yo lo difulmine con la mirada, Ángela me mira fijamente y enarca una ceja. Así empezó una guerra contra miradas amenazantes.

yo me dirigo hacia mi habitación, acomodo mi rostro en mi almohada, suelto un quejido de tristeza, pongo la música alta de mi celular mientras mis lágrimas caen de mis ojos.

"Niños no han madurado, la tristeza no se ha acabado, corazones psicópatas no han amado, si no haz querido no te han destrozado, si haz estado encerrado no te han lastimado, si ves la luz del día no hay llanto, las mentiras han empezado, y si tu no ves mas allá para ser feliz podrías estar ahogado, porque en los rincones del amor se han olvidado".

Escuché una fuerte discusión entre mi madre y mi padre, me levante de un salto de mi cama y me quite los audífonos, voy al baño y lavo mi rostro suavemente con mi exfoliante, me echo bastante agua en mi rostro y me la limpio con una toalla, tiro la puerta de mi baño y me encierro, mis manos tiemblan con mucho temor, mi espalda suda de escalofrios, los latidos de mi corazón cada vez suena más rápido, el tiempo se acelera sin medida, el viento ruge por la ventana sin clamor, el otoño ha florecido, el espejo del baño se ve opaco y sin color, no tiene ganas de brillar. las rosas rojas de mi mesita de noche se han marchitado. ¡Toda mi vida se esta marchitando!

Me levanto al escuchar el grito de mi nombre de mi mamá, abro la puerta de mi baño y ahí estaba ella mirándome con ojos supcetibles, ni la palabra más melancólica podía describir esa mirada que ella tenía.

-Willow...- dijo ella haciendo una pausa.- ¿Porque no me contestabas?

-¿De que hablas?- dije sin mirarle a los ojos.

-Te estuve llamando toda la tarde, fui a ver si estabas aquí en casa y no estabas, me tenias muy preocupa Willow Jones- dijo con ojos firmes e indescriptibles.

-Es que quería tomar aire- dije levantado la mirada hacia ella, mirándome indefensamente.
-Lo siento mamá.

-Esta bien Willow, quería ir contigo a divertinos- ella se acomodó sus cabellos rubios lacios, ¿divertinos? - ya sabes cómo madre e hija.

Eso ya no lo sé ya que ella no confía en mí, ya parece que no es lo mismo.

-Entiendo, ya será mañana entonces- dije y ella me esbozó una sonrisa y me respondió con "esta bien" y cerró la puerta.

Un Secreto Oscuro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora