Capítulo 44

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Abro los ojos rápidamente, siento una espina atorada en mi corazón, la cólera conquistando mi ser. Aún me pregunto como ha pasado esto, como llegue hasta aquí, escucho una voz temblorosa detrás de la puerta, me levanto de un salto y corro hacia la puerta, era la voz de Emma Alvarez con mi padre, debería dejarle de llamar así pensé por un momento. Escuchó la voz de Emma, susurrando.

-¿Quieres que le haga más daño a Willow?-dice y a mi se me hace un nudo en la garganta. -¿Quieres hacerle más daño a tu familia? ¿no crees que ya ha sido suficiente daño?

-No, quiero hacerle daño a ella, quiero verla derrumbar.-contesta mi padre y mis ojos arden, rompen el llanto.

Tal vez eso no debería de importarme, pero esas palabras eran muy hirientes; no podía dejar de pensar en ese daño pensado por mi siniestro padre.

-¡No puedo hacer esto!-grita Emma desesperadamente.

-Te pagaré más dinero.-dice cruelmente. -Si no concedes complacerme, tendré que matarte en irá, torturando cada parte íntima de ti.

Parecía que la respuesta de mi padre, la había dejado perpleja, escuché un gemido de tristeza en ella.

-Esta bien, lo haré. -contesta ella tímidamente.

-Esa es mi psiquiatra favorita, me agradas.-dice en tono de burla.-Creeme que si no lo haces, te mataré con mucho odio, con mucha lástima. -susurra al final.

Esto no lo puedo creer, mi padre es mucho peor de lo que pensé, esto es demasiado complicado, tendré que tener mucha valentía para enfrentarlo.

Miro más allá de una cobertura de la puerta, pero no lo veo, volteo otra vez, y encuentro la mirada de mi padre reflejándose por la puerta. Lentamente me alejo, asustada, y me escondo a bajo de la cama.

Se abre la puerta cuidadosamente y miro abajo, pasan unas botas negras y unos jeans clásicos azules. Parecía que sólo observa la habitación a medida que avanzaba sus pasos, mis labios tiemblan y mis ojos no paran de gotear.

Sentí como me mataba, al caminar con sus extrañas botas, sentí como es estar muriéndose por dentro, muriéndose del miedo. Como me mataba a sustos y me dejaba en silencio.

-Willow....-dice susurrando.-¿Dónde estas pequeña tonta?-mientras avanzaba sus pasos, más me torturaba por dentro. -Shhh....no te haré daño -dice sarcástico. -Ah, espera claro que si, claro que te haré sufrir.

Con mis manos me tapé mi boca, quería gritar pero no podía, vi como esos pasos se reflejaban mi temor, mi íntimo temor.

Se sienta en la cama y sus botas comienzan a moverse, de manera muy tímida, como un columpio solitario en una noche desgarradora.

-¡Por dios!-dice riéndose. -Willow ya sé donde estas.

Esas palabras alimentaron mi temor íntimo, sentí como deliraba mi alma; cerré los ojos temblorosamente.

Se cae un diminuto cuchillo al piso, y una risa maquiavélica asusta mi susceptible corazón.

No quería ver, no quería estar aquí, no quería estar en esta agonía humillante.

-Vamos, Willow ya sé donde estas, no seas infantil. -dice y suelta una extraña carcajada. -No seas tan inmadura. - se levanta desesperadamente. -¡Demonios! ¡Eres una maldita bastarda!

Tragué con dificultad, toqué mi frente con mis dedos y el sudor corre a gotas por mis dedos, cuello y mi cuero cabelludo.

Me estremezo del suelo y cuidadosamente quedo agachada, lentamente lo miro, recojé el diminutivo cuchillo y lo clava en la pequeña mesa de madera, cuando escuché ese horrible sonido, bajé la cabeza nerviosamente.

Pasa el cuchillo suavemente a bajo de la cama y lo clava varias veces al suelo.

-¡NO! ¡DEJA DE TORTURARME!-sollozo en gritos y él se ríe, parecía que disfrutaba todo mis gritos y llantos.

No había duda, él era un sádico sin remedio, el sadismo lo traía hasta en sus pupilas.

Entonces decido levantarme y lo miro fijamente.

-Esto es lo que querías ¿no? -digo y mis lágrimas caen sin prisa.

-Me alegro que al fin tengas valentía de enfrentarme. -dice en tono sarcástico. -He estado disfrutando de esta experiencia contigo, de toda tu inmadurez, de todas tus tonterías de niña; eso me complace, me llena de tanto entusiasmo y placer.

-¿Porqué haces esto?-digo quitándome las lágrimas del rostro.-Aún no entiendo porque eres tan cruel, porque eres tan sucio y corrupto.

-Te diré porque chica mala, porque la maldita absurda de tu madre, te ha dejado toda la fortuna a ti.-dice melancólico.

-Si la quieres, es tuya, no quiero que mates a mi familia.-digo directa y desafiante.

-Creo que no me comprendes chica mala, quiero verte sufrir.-dice.-No sólo me llevaré tu hermosa fortuna, también me llevaré a ti.

Él camina hacia la puerta, y yo me dirigo hacia él.

-¡NO TE SALDRÁS CON LA TUYA, PAUL JONES!- grito y la psiquiatra Emma me detiene. - ¡DEJENME! ¡POR FAVOR! -ella me inyecta en el cuello y caigo inconscientemente.

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Abros los ojos y me siento débil y con mucha desesperación. Me he quedado a pensar en mi familia, en el daño en el que puedo hacer mi padre, en el tragedio caos que puede causar él con sus pensamientos.

Se abre la puerta cuidadosamente y me meto dentro de las sabanas, con el frío de mi tristezas, cogelandome por dentro.

Veo que entra Anne, Ángela y Nick, entonces siento que nadie me ha olvidado.

-Willow. ¿Cómo te has sentido?-dice Nick cariñosamente.

-Terriblemente mal, no he dejado de llorar, todas estas noches.-digo melancólicamente.

-Ya sé lo que ha hecho mi padre, Willow y te ayudaré a descubrirlo.-dice Nick furtivamemente. -Tengo un plan en mente.

-¿Cuál plan tienes?-digo abriendo los ojos, perpleja.

-Te ayudaremos a escapar esta noche.-dice Ángela.

Un Secreto Oscuro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora