Ayuda al corazón

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- ¿Cómo te fue en la fundación?  -preguntó Jungkook, mientras ambos se acomodaban en la casa del árbol-

- Me fue bien, aunque esta semana estuve muy ocupado. Lamento no habernos podido ver por las tardes -respondió Jimin, mirando a su amigo con una expresión de disculpa-

- No te preocupes, mejor cuéntame un poco sobre lo que hiciste -animó Jungkook, mostrándose comprensivo y curioso-

- Pues, llegaron varios patrocinadores y tuvimos una reunión larga. Ellos dijeron que querían que los chicos de la fundación se distrajeran aprendiendo algún idioma o algo así. Entonces, propuse que hubieran talleres para que ellos pudieran elegir. Habrá clases de inglés, corte y confección, cocina, repostería y bisutería.

- Eso suena grandioso, Jimin. Las actividades son interesantes y útiles -comentó Jungkook-

- ¡Verdad!  -exclamó Jimin, con una sonrisa de satisfacción- Incluso estaba pensando en inscribirme en uno de esos talleres, pero tengo tantas responsabilidades que creo que me volvería loco.

- Es que eres alguien muy productivo. Si estuviera en tu lugar, moriría de estrés -rió Jungkook, contagiando a Jimin, quien también se echó a reír-

- Podrías agregar más actividades, como deportes... Ya sabes, fútbol, básquet, lo más común. Yo me inclinaría más por los deportes -sugirió Jungkook, mientras intentaba ocultar un lado de su rostro de manera sutil-

Jimin, aunque estaba riendo, no pudo evitar notar el comportamiento extraño de su amigo. Los movimientos eran ligeros, pero notables.

- ¡Cierto! No había pensado en eso. Para los chicos de nuestra edad estaría muy bien; según mamá, estamos llenos de energía. Aunque, ¿te digo algo? -Jimin se inclinó hacia Jungkook, aprovechando la cercanía para intentar ver mejor lo que su amigo estaba ocultando-

- ¿Qué?  -respondió Jungkook en un susurro, con un toque de nerviosismo en su voz, mientras seguía tratando de mantener oculta su cara-

- Mis rodillas y espalda duelen tanto que ya no sé si en verdad cumpliré catorce o cincuenta años -murmuró Jimin, en tono de broma, pero con un deje de verdad-

Ambos estallaron en una carcajada, y Jungkook, en un movimiento rápido, se alejó un poco.

- ¡Me duele el estómago! ¡Ahhh! -Jimin se agarró el abdomen y se dejó caer en el piso de la casa del árbol, riendo sin parar-

- Te extrañé -confesó Jungkook, después de un rato, una sonrisa sincera asomando en su rostro-  Ya me había acostumbrado a que nos viéramos casi todas las tardes. Extrañaba reírme así.

- Yo también te extrañé. Me sentía tan aburrido en esas reuniones… Era como si fuera un adulto, pero con el cuerpo de un adolescente, mucho más bajito que todos los señores de ahí -Jimin le devolvió la sonrisa- Contigo me siento como debería sentirme, un chico normal, sin un montón de responsabilidades.

- A mí me pasa casi lo mismo. Contigo, olvido todos los problemas -admitió Jungkook, con una sinceridad que hizo que Jimin se preocupara aún más por lo que su amigo podría estar ocultando-

El ambiente quedó en silencio por un momento, hasta que Jimin decidió ir directo al grano.

- Me alegra mucho que te sientas así conmigo, pero ahora, ¿vas a contestar lo que te pregunté cuando llegué? -Jimin le lanzó una mirada seria, sin rodeos-

- ¿Cuál pregunta? -respondió Jungkook, tratando de desviar la conversación rápidamente- ¿Tienes hambre? Creo que la abuela hizo unas galletas y las dejó enfriando antes de salir con mamá.

¿Esa es Vida? [Kookmin]      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora