Bien, después de permitir que Chris me besara pasé una de las mejores tardes de mi vida. Él era tan atento, tan considerado, cuidadoso, cariñoso, respetuoso, divertido... eran tantas cosas a la vez que lograba marearme. Ni siquiera me di cuenta de cuándo bajé mis defensas.
No solo fuimos al río, sino que paseamos por casi todo lo que la extensión del pueblo nos permitía y al final, cuando el cielo empezaba a oscurecer y era hora de volver, nos encontramos de regreso por un camino lleno de árboles de manzana. Fue ahí donde me armé de valor y le confesé que escribí algo para él.
— ¿Qué escribiste? — preguntó interesado.
— No lo sé, no sé si puedes llamarlo poema... solo lo escribí pensando en ti.
— ¿Puedo leerlo?
Le conteste que no, que podría leerle las dos primeras líneas, pero no más de eso porque la vergüenza me ganaba. Claro que Chris no lo aceptó, tomó mi mano y nos detuvimos a mitad del camino, me miró con esos ojitos de cachorro que susurraban "por favor" y no pude decirle que no.
— ¡Bien, tú ganas! Lo leeré para ti, pero no me mires mientras lo hago, me muero de pena.
— No puedo prometerte eso.
Suspiré y saqué mi celular. Lo guié hasta la acera para sentarnos, no pensaba recitar lo que había escrito para él de pie, seguro se notaría el temblor de mi cuerpo por los nervios.
— Se llama... "Él es". No le des muchas vueltas al asunto. Repito, es solo algo que escribí en un momento...
Asintió sonriendo. Inicié.
«Su nombre empieza con la tercera letra del abecedario, después de un tiempo de conocerlo se vuelve adictivo decir su nombre, incluso lo he susurrado entre sueños. Lo llamo "Chris. Chris. Chris..." hasta que su silueta aparece para bailar conmigo.
Su cabello es algo rizado, un poco café a la luz del mediodía. Tiene cejas pobladas y pestañas largas que son dignas de envidia. Sus ojos son del color de la miel y se vuelven aún más claros y brillantes con los rayos de sol; a veces los veo y siento que esconden dolor, uno profundo que no puede permitirse exteriorizar, es solo una suposición, tal vez solo reflejen la madurez que alcanzó a corta edad.
Su sonrisa es tan linda que no alcanza con un solo adjetivo, es mucho más que linda, es amable, bella, tranquila, juguetona, adorable, deslumbrante, esquiva, cortés, encantadora, tierna, atractiva, dulce, radiante, incluso entrañable.
Es de piel blanca y sensible, marcas rojas pueden formarse con facilidad y a veces quisiera dibujar sobre él. Puedo imaginar a mis manos recorriendo las constelaciones de su cuerpo, acariciando su espalda mientras memorizo cada marca, cada estrella que encuentre en él.
Él parece tener un pasado difícil, un tanto complicado, pero su amabilidad y sus gestos son propios de un caballero, de alguien delicado. Hace que me pregunte cuánto me falta por conocer... cuánto me permitirá conocer, no solo de su pasado, sino de su presente y las ideas que tiene del futuro.
Él es responsable, de los que protegen y se desviven por los de su sangre, alguien entregado a quienes ama. Claro que lo hace a su manera pues, no suele permitir que las palabras broten y revelen lo que está sintiendo en ese momento.
Él me recuerda al otoño, ese color rojizo anaranjado transmite paz, envuelve la nostalgia y la esperanza al mismo tiempo; inalcanzable y pasajero.
Él es de risa pausada, pero armoniosa, de expresiones graciosas y, a veces, infantiles; de interés puro y, quizás, muy en el fondo, un soñador reprimido.
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sentir ; chanlix
Fanfiction«Creo que si tuvieras una concepción propia del amor sería el abandono. Tu forma de "amar" no es dejar ir como tú crees, es marcharte así sin más... sin dejar rastros, como si nunca hubieras estado en primer lugar»