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El domingo de películas llegó, Hyunjin eligió ver soul y yo estuve de acuerdo.

— Buenas noches, pequeño ¿Cómo te encuentras? — preguntó desde el otro lado de la pantalla. Hyunjin vestía su pijama favorita, esa que tenía patrones a cuadros y se veía bien en él, le sonreí a medias y le devolví el saludo agitando mi mano frente a la cámara.

— Cansado, la verdad — respondí sin muchos ánimos, ya me consumía mucha energía el solo conectarme a la llamada — ¿Qué hay de ti?

— Siempre estás cansado ¿Estás durmiendo bien?

Negué. Era cierto, no había dormido bien por dos razones. La primera: antes de dormir no podía evitar imaginarme en cientos de escenarios con Chris, imaginaba que venía a verme y paseábamos por la ciudad tomados de la mano, imaginaba que le mostraba el bosque cercano a mi casa, que lo llevaba al centro comercial al que frecuentaba con mi familia, que lo invitaba al cine y veíamos la película en la que esté interesado en ese momento, besarnos en medio de una escena para después recostar mi cabeza en su hombro. Estaba claro lo ilusionado que estaba. La segunda razón: cuando finalmente caía dormido, Hyunjin me visitaba en mis pesadillas o me encontraba a mí mismo huyendo de lo que sea que me estuviera persiguiendo. Sabía que todo eso no era más que la manifestación de mi estrés y ansiedad, porque después llegaban las parálisis del sueño y todo empeoraba.

Así que no, en definitiva no estaba durmiendo bien.

— Ya sabes, parálisis del sueño, pero estoy acostumbrado, no te preocupes.

— Claro que me preocupo por ti, bobo.

— Mejor veamos la película, quiero aprovechar que es temprano y aún no tengo sueño — mentí.

Hyunjin asintió dejando de lado la conversación anterior lo que agradecí, quizás él solo quería aprovechar el tiempo que tenía conmigo. Hace unos días preguntó si podíamos vernos a lo que me negué, era incapaz de verlo tan pronto y además el solo imaginarlo me ponía de los nervios.

La noche pasó sin complicaciones, vimos la película sin muchos comentarios y algunas risas. Yo insistía en que preferiría cambiar de cuerpo con un gato y Hyunjin decía que si eso implicaba que el alma del gato tome control de su cuerpo no lo haría. Cuando terminó nos despedimos, él con todo el cariño, yo fingiendo más sueño del que tenía para acelerar el proceso.

— Ah, una cosa más antes de que te vayas — me detuvo, yo escondí mi cabeza entre las piernas para evitar suspirar del cansancio — ¿Crees que podamos vernos la siguiente semana? te extraño mucho.

— Seguro, solo tengo que pedir permiso — esperaba que no me lo dieran —. Sería nuestra primera salida como pareja ¿cierto?

— Sí, sería nuestra primera cita — se escuchaba emocionado, demasiado quizás —, me alegra que fueras el primero en decirlo.

Fingí reír. Recalqué que estaba cansada y quería ir a dormir, así que finalmente me dejó ir después de prometerle que le pediría permiso a mis padres lo más pronto posible.

Para mí mala suerte el permiso fue concedido porque mi madre conocía bien a Hyunjin y este le agradaba bastante. Yo no quería asistir, pero estaba claro que no podía huir de la relación.

Hablé con San sobre mis preocupaciones, él me sugirió que terminara con Hyunjin ese día y le explicara las razones, a lo que yo respondí que era imposible, que sería muy cruel.

— ¿Qué voy a hacer si quiere tomar mi mano? No me sentiría cómodo con eso.

Expresé mis temores, mismos que parecían ser insignificantes y a la vez crueles. Hablaba de Hyunjin como ajeno, como si no hubiese tomado su mano antes, como si ni siquiera lo hubiese abrazado.

— ¿Y qué harás? ¿Llevar las manos en los bolsillos de tu abrigo todo el tiempo?

San lo dijo con el sarcasmo que lo caracterizaba, pero yo me lo tomé muy en serio. El día de la esperada cita me prometí a mí mismo que no dejaría que Hyunjin me tomara de la mano, que no le permitiría crear un recuerdo así porque sabía que poco después sería uno que lo lastimaría.

Conocía sus intenciones, podía leerlo a la perfección, Hyunjin era un libro abierto frente a mí y yo estaba manchando sus páginas con un descaro repugnante. Él, por supuesto, esperaba un beso en los labios, esperaba caminar tomados de las manos, esperaba que actuáramos como la pareja que se suponía éramos, pero yo se lo negué todo, se lo impedí con la excusa de tener un resfriado así que aparecí con una mascarilla y un abrigo a pesar de que el tiempo me traicionara y decidiera que el día sería uno de los más calurosos del mes.

Huía de su piel con tanto rechazo como huía de mi propia piel. Vaya ironía, pero no pude escapar por mucho tiempo. Cuando llegó la hora de comer, mientras esperábamos por nuestra orden, Hyunjin tomó mi mano y la entrelazó con la suya sobre la mesa.

— Quería agradecerte por este tiempo juntos, sé que es complicado para ti demostrar afecto y a pesar de eso te haz esforzado para hacerme saber que me quieres — tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para mirarlo a los ojos mientras lo escuchaba, sentí asco de mí mismo —. Y yo te quiero a ti, lo sabes de sobra, pero también sabes que yo hablo y hablo y nunca me canso de hacerlo, menos cuando se trata de ti.

— No sé qué decir... Hyunjin yo-

— No tienes que decir nada, solo es algo que quería expresarte.

Asentí, incapaz de responder algo más, de todas formas el nudo en mi garganta lo impedía. Me repetía una y otra vez que no debí permitir que todo avanzara hasta ese punto, que no me merecía su amor, porque eso es lo que era, Hyunjin me amaba y a mí el verbo amar siempre me asustó.

Cuando llegué a casa esperé a que todos estuvieran dormidos para poder llorar. Le pedí disculpas a Hyunjin entre gemidos de dolor.

«No te mereces esto, no te mereces esto, no te mereces esto. Maldición, no te mereces esto. Lo siento, lo siento, lo siento», pensé.

La tarde del día siguiente recibí un mensaje de Chris, había pasado una semana desde que no hablábamos. Abrí su chat emocionado.

"Sé que no hablo mucho por aquí, pero quiero que sepas que siempre estoy pensando en ti"

Es lo que decía el mensaje. Lo recuerdo claramente. Sonreí apenas lo leí, en ese momento no me importaba nada más, no cuestionaba ninguna de sus palabras, las creía todas, no me detenía a pensar en que Chris podía darse el tiempo de enviar al menos un mensaje al día a pesar de lo ocupado que estuviese. Me conformaba con la poca atención que me daba, las mariposas se alborotaban en mi estómago y la dopamina que generaba el solo saber de él era suficiente, aún más saber que pensaba en mí.

"Está bien, tranquilo, sé que haces un esfuerzo por estar aquí. Lo aprecio. También pienso mucho en ti...", respondí.

La conversación terminó ahí y yo no busqué obtener más respuestas de su parte. No pensaba presionarlo, además sabía que no estaba en posición de reclamar, después de todo, Chris y yo no éramos nada más que amigos... o algo parecido.

sentir ; chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora