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HyunJin, aún en estado de shock, sintió una oleada de asco profundo. Pero, debía soportar está situación, sabía que había llegado justo a tiempo, justo cuando la vida de su hijo estaba en peligro, para así distraer a la chica y que la policía tuviera tiempo de llegar. Si el no hubiera hecho su aparicion posiblemente su bebé o Felix ya estarían muertos, pero ahora debía lidiar con esta situación, para así conseguir un poco más de tiempo. Pero sabía que cualquier acción equivocada podría hacer que la situación se tornara aún más peligrosa.

—No... no tienes que hacer esto — HyunJin intentó razonar, su voz temblorosa, casi inaudible—. Por favor, no hagas esto. Podemos encontrar otra forma de resolverlo...

Pero la chica no lo escuchaba, sus oídos estaban sordos a cualquier razón. Solo había una cosa en su mente, un deseo tan intenso que eclipsaba cualquier rastro de humanidad que pudiera quedarle. Seguía forcejeando con la ropa de HyunJin, buscando desesperadamente despojarlo de su última barrera.

—No... no te resistas, HyunJin —rogó, su voz al borde de las lágrimas mientras las manos de HyunJin permanecían quietas a su lado—. Solo quiero que esto sea real, aunque sea por un momento...

Las manos de la chica, llenas de ansiedad, temblaban mientras intentaba deshacerse de la ropa de HyunJin, sus movimientos eran torpes, desesperados, como si estuviera buscando aferrarse a la única esperanza que creía tener. No le importaba el lugar, no le importaba que estuvieran en medio de la oscuridad, que el frío se colara en sus huesos; lo único que importaba era él, y lo que pensaba obtener.

HyunJin, sintiéndose cada vez más atrapado, respiró profundamente, intentando calmarse. No había una salida clara, pero sabía que tenía que mantener la calma, encontrar una forma de detener a la chica sin poner en peligro a Felix y al bebé.

—Por favor... para... —logró decir con voz quebrada, sus ojos miraban con desesperación a la chica, esperando que algo en su interior se rompiera, que la locura que la consumía cediera, aunque solo fuera por un momento.

Pero la chica no paraba, no podía parar. Su obsesión había alcanzado un punto de no retorno, y ahora que tenía la oportunidad, que tenía a HyunJin tan cerca, no podía dejarlo ir. Estaba cegada por su deseo, incapaz de ver más allá de lo que quería en ese momento.

—No voy a parar, HyunJin —respondió ella con determinación, finalmente logrando despojarse de la mayor parte de su ropa, su cuerpo se presionó contra el de él, buscando el contacto que tanto había anhelado—. No puedo parar... te necesito, te amo...

El corazón de HyunJin latía con fuerza, pero no era por el contacto, sino por el terror, por la repulsión, por la desesperación de no saber qué hacer. Sabía que cualquier movimiento en falso podría desencadenar una tragedia, y eso era lo único que lo mantenía en ese lugar, sin resistirse, sin luchar.

—Te lo suplico, HyunJin... —la chica comenzó a llorar, sus lágrimas mezclándose con su deseo, con la locura que la estaba consumiendo—. Hazme tuya, aunque sea una sola vez... prométeme que serás mío, aunque sea por esta noche...

HyunJin apretó los ojos, tratando de bloquear todo lo que estaba ocurriendo, pero era imposible. El peso de la situación lo aplastaba, y solo podía pensar en Felix, en su hijo, en cómo iba a sacarlos de esa pesadilla.

El frío aire de la noche estaba cargado de tensión mientras la Ji-Ae con un frenesí desesperado, intentaba arrancar la camiseta de HyunJin. Sus manos temblorosas y su respiración agitada revelaban su incontrolable obsesión. HyunJin, paralizado por la mezcla de miedo y asco, apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Sus ojos buscaron desesperadamente alguna señal de esperanza, algún indicio de que todo esto terminaría pronto.

De repente, un sonido seco y apagado perforó la atmósfera cargada. Un disparo. Un disparo que casi no se escuchó, pero su impacto fue demoledor. El hombre que apuntaba al bebé con el arma se desplomó, su cuerpo cayendo pesadamente al suelo, inerte. Había sido un tiro perfecto, un disparo que había eliminado la mayor amenaza con precisión quirúrgica. Los policías habían llegado, y un francotirador había hecho su trabajo.

El mundo pareció detenerse por un instante, pero la realidad golpeó de nuevo con una brutalidad inesperada. La chica, en un impulso desesperado y lleno de furia, soltó la camiseta de HyunJin y, en un movimiento rápido, sacó un cuchillo que mantenía oculto en sus jeans. Sus ojos, llenos de una mezcla de dolor, locura y desesperación, se clavaron en HyunJin.

—¡Si yo no puedo tenerte, nadie lo hará! —gritó, su voz era un eco agónico que resonó en la oscuridad.

HyunJin, al darse cuenta de sus intenciones, reaccionó lo más rápido que pudo, intentando alejarse. Sin embargo, fue demasiado tarde. La hoja del cuchillo destelló bajo la tenue luz mientras la chica lo lanzaba con toda su fuerza y desesperación.

El filo del cuchillo rozó el cuello de HyunJin, cortando la piel con una precisión aterradora. Apenas sintió el dolor, solo un ardor repentino que lo hizo llevar la mano instintivamente hacia la herida. Pero cuando la retiró, la realidad se le presentó con todo su horror. Un abundante chorro de sangre brotó de la herida, empapando su mano y manchando su camiseta.

HyunJin se tambaleó, el mundo a su alrededor giraba. Podía sentir la vida escaparse de su cuerpo a través de esa herida que apenas parecía real, como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar. El charco de sangre bajo sus pies crecía rápidamente, y cada latido de su corazón hacía que la hemorragia se volviera más intensa.

La herida había alcanzado la arteria carótida, una herida mortal a la que muy pocos sobrevivían si no se atendía de inmediato. HyunJin, con una mezcla de terror y desesperación, presionaba la herida con ambas manos, intentando detener el flujo de sangre, pero sabía que estaba luchando una batalla perdida.

La chica, aún con el cuchillo en la mano, lo miró con una expresión de locura y dolor. Estaba atrapada entre su amor enfermizo y la realidad de lo que acababa de hacer. El cuerpo de HyunJin se balanceaba mientras intentaba mantenerse en pie, su visión comenzaba a nublarse.

—¡HyunJin! —Felix gritó, su voz llena de desesperación al ver cómo la vida de HyunJin se escurría frente a él. Intentó moverse, hacer algo, pero su cuerpo estaba debilitado por la situación anterior. Solo podía ver, impotente, cómo la situación se volvía aún más trágica.

HyunJin intentó hablar, pero su voz se apagó antes de que pudiera formar palabras. Podía sentir cómo su cuerpo se debilitaba cada vez más, el frío invadiendo sus extremidades. La oscuridad comenzaba a cerrar sobre él, pero no podía permitir que todo terminara así. No cuando Felix y su bebé aún estaban en peligro.

Los policías irrumpieron en el lugar, gritos llenando el aire mientras la escena se desarrollaba ante ellos. Vieron el charco de sangre que crecía bajo los pies de HyunJin, la chica del staff aún empuñando el cuchillo y Felix gritando por ayuda. Los oficiales se movieron rápidamente, derribando a la chica antes de que pudiera hacer algo más, desarmándola mientras ella seguía gritando en su locura.

HyunJin sintió cómo sus rodillas cedían, su cuerpo cayendo pesadamente al suelo. Apenas sentía el impacto, solo la fría oscuridad que lo envolvía. Su visión se desvanecía, pero sus pensamientos estaban con Felix, con su hijo.

Con su último aliento de conciencia, HyunJin intentó mantenerse despierto, luchando contra la inminente pérdida de la conciencia, pero la hemorragia era demasiado intensa, y la oscuridad finalmente lo reclamó.

La escena quedó en silencio, salvo por los sollozos de Felix y el llanto lejano de su bebé, quienes permanecían como testigos de una tragedia que llegó a su final de la peor manera, arrebatando la vida de una persona.

...

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⎱𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑒𝑛 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑣𝑜𝑡𝑜 ♡⎰

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Omega's Surprise // HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora