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Entre Sombras y Secretos

El amanecer llegó una vez más, pero esta vez, el ambiente en el barco estaba cargado de tensión. Aunque la relación entre Buggy y Rosinante había florecido de manera inesperada, no todos en la tripulación estaban contentos con el nuevo desarrollo. Los susurros se habían convertido en rumores, y algunos miembros de la tripulación comenzaban a cuestionar la influencia de Rosinante sobre su capitán.

Buggy, aunque notó el cambio en el aire, se mostró despreocupado. Después de todo, confiaba en su tripulación y en su capacidad para manejar cualquier desacuerdo con su habitual mezcla de carisma y autoridad. Pero Rosinante, que había vivido años bajo las sombras, no podía ignorar la creciente desconfianza que sentía a su alrededor.

Esa mañana, mientras Rosinante se dirigía a la bodega para revisar los suministros, fue abordado por un grupo de tripulantes. No era una confrontación abierta, pero las miradas que le dirigieron fueron suficientes para que entendiera que algo no estaba bien.

—Rosinante —dijo uno de ellos, un hombre de rostro duro y mirada fría—, necesitamos hablar.

Rosinante, manteniendo la calma, asintió.

—Claro, ¿qué ocurre?

El hombre se cruzó de brazos, observándolo con desconfianza.

—No todos en el barco están de acuerdo con tu... cercanía con el capitán. Algunos creemos que estás aquí para algo más que simplemente ayudarnos.

Rosinante sintió un nudo en el estómago, pero su expresión se mantuvo neutral.

—Entiendo su preocupación, pero mi única intención es apoyar a Buggy y a la tripulación. No tengo ninguna agenda oculta.

—Eso es fácil de decir —intervino otro tripulante, un hombre más joven pero con una mirada igualmente desconfiada—. Pero todos sabemos que fuiste un marine. ¿Cómo podemos estar seguros de que no estás aquí para traicionarnos?

Rosinante sabía que esto podría pasar eventualmente. Su pasado como marine era un peso que cargaba constantemente, y aunque había dejado atrás ese mundo, las cicatrices que le había dejado aún eran visibles para aquellos que sabían dónde buscar.

—Lo fui —admitió Rosinante—. Pero dejé ese camino por razones que son personales. Buggy confía en mí, y espero que ustedes puedan hacer lo mismo con el tiempo.

—¿Y si te equivocas, Rosi? —preguntó el primer hombre, su voz baja pero amenazante—. ¿Y si un día despiertas y decides que somos tus enemigos?

Antes de que Rosinante pudiera responder, la puerta de la bodega se abrió de golpe, revelando a Buggy, quien había escuchado suficiente.

—¡Eso es suficiente! —exclamó, su tono de voz autoritario—. Rosinante no tiene que justificar nada a ninguno de ustedes. Es parte de esta tripulación, y si alguno de ustedes tiene un problema con él, lo tiene conmigo.

El grupo de tripulantes retrocedió, sorprendidos por la repentina aparición de su capitán. Aunque algunos aún miraban a Rosinante con recelo, ninguno se atrevió a desafiar directamente a Buggy.

—Entendido, capitán —dijo finalmente el hombre que había hablado primero, inclinando ligeramente la cabeza antes de alejarse junto con los demás.

Una vez que estuvieron solos, Buggy se acercó a Rosinante, su expresión suavizándose.

—¿Estás bien? —preguntó, con una mezcla de preocupación y enojo.

Rosinante asintió, aunque en su interior, el encuentro lo había dejado inquieto.

—Estoy bien, Buggy. Solo... creo que algunos de ellos tienen miedo de que pueda traicionarlos. Lo entiendo, pero no es lo que quiero.

Buggy suspiró, pasando una mano por su cabello.

—No es justo que tengas que lidiar con esto. Pero déjame decirte algo, Rosi: aquí, en este barco, la lealtad lo es todo. Y yo sé que tú eres leal, tanto como cualquiera de ellos. Así que no dejes que te hagan dudar de ti mismo.

Rosinante sonrió levemente, sintiéndose reconfortado por las palabras de Buggy.

—Gracias, Buggy. Lo aprecio.

—Además —añadió Buggy, su tono más ligero—, si alguien se atreve a desafiarte de nuevo, dímelo. Les haré una broma tan grande que se arrepentirán de haberse metido contigo.

Rosinante se rió suavemente, sintiendo cómo la tensión en su pecho comenzaba a desvanecerse.

—Lo tendré en cuenta.

Mientras el día continuaba, Buggy y Rosinante se mantuvieron juntos, pero el incidente de la mañana seguía rondando en la mente de Rosinante. Sabía que, aunque Buggy confiaba en él, necesitaba demostrarle a la tripulación que era digno de esa confianza.

Esa noche, mientras la mayoría de la tripulación dormía, Rosinante se dirigió a la proa, buscando un momento de soledad para reflexionar. No quería que los miedos y dudas de otros pusieran en peligro lo que había construido con Buggy, pero también sabía que su pasado siempre sería un obstáculo.

Mientras estaba absorto en sus pensamientos, sintió una presencia a su lado. Miró hacia arriba y vio a Buggy, quien había venido a buscarlo.

—¿No puedes dormir? —preguntó Buggy, apoyándose en la barandilla junto a Rosinante.

Rosinante negó con la cabeza.

—Solo estaba pensando en lo que pasó hoy. No quiero que mi presencia aquí cause problemas.

Buggy lo observó por un momento antes de responder.

—Rosi, tienes que entender algo. Todos tenemos un pasado, y todos hemos cometido errores. Pero lo que importa es lo que hacemos ahora, en este momento. La gente puede tener dudas, pero al final, tus acciones hablarán por ti.

Rosinante asintió, dejando que las palabras de Buggy calaran en su mente. Sabía que tenía razón, pero todavía había una parte de él que temía no ser lo suficientemente fuerte para superar las sombras de su pasado.

—No puedo cambiar lo que fui —dijo en voz baja—, pero puedo elegir ser mejor. Y lo haré, no solo por mí, sino por ti, Buggy.

Buggy sonrió, su expresión más suave de lo habitual.

—Y yo estaré aquí, a tu lado, asegurándome de que nunca tengas que enfrentar esos demonios solo.

Con esas palabras, Buggy extendió una mano hacia Rosinante, ofreciéndole un gesto de apoyo y confianza. Rosinante la tomó, sintiendo cómo la calidez de Buggy lo reconfortaba en la fría noche.

Mientras el barco seguía su curso bajo el cielo estrellado, Buggy y Rosinante se quedaron allí, juntos en silencio, conscientes de que, aunque el camino por delante podría ser difícil, lo enfrentarían lado a lado. Porque a pesar de las dudas y los miedos, sabían que lo que tenían era real, y eso era lo que importaba.

Más allá de las risas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora